Primera presidenta en Palacio
Martes 11 de junio de 2024, p. 4
Al filo de las 14:30 horas se abrieron las puertas de Moneda 8. Sonriente, Claudia Sheinbaum se aproximó para fundirse en un profundo abrazo con Andrés Manuel López Obrador, quien, emocionado, le prodigó visibles muestras de afecto a su sucesora con la deferencia de recibirla en la entrada de Palacio Nacional.
Atrás quedaron las estridencias de la campaña, los sobresaltos de una contienda intensa, la guerra sucia, las tensiones políticas y sociales, el asedio del conservadurismo... López Obrador alzó la mano de quien será la primera presidenta en México. Orgullosos se mostraron con el júbilo de haber consumado la victoria, una victoria que garantizará la continuidad en la transformación.
El Presidente ya no ocultó sus afectos. Aunque siempre se especuló sobre sus predilecciones para la sucesión, buscó mostrarse neutral ante el proceso. Esta vez ya no. Con la certeza de que su proyecto tiene futuro, abrazó a Sheinbaum para introducirla por los pasillos de Palacio y los entretelones del ejercicio del poder en México.
Y sí, López Obrador comenzó por mostrarle a Sheinbaum algo que considera fundamental: la historia como referente básico para gobernar. La condujo directamente hacia los impresionantes murales de Diego Rivera que sintetizan la gesta nacional, con todas sus glorias y sinsabores.
Con esa sonrisa que no la deja desde que le confirmaron que llegará a la Presidencia con el respaldo de casi 36 millones de mexicanos, Sheinbaum escuchó las explicaciones de López Obrador, en un apretado recorrido por el pasado del país plasmado en las paredes del recinto.
Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla
, es el adagio obradorista para explicar las razones de sus actos y el rumbo de su gobierno que se aproxima a su fin.
Después se sumergieron en una larga conversación de casi dos horas sobre la sucesión presidencial, la transición de gobierno y la manera de atender la coyuntura frente a los primeros signos de rebelión de los mercados, inquietos ante la inminencia de una profundización de las reformas del proyecto de la 4T.
Solos, más tarde degustaron una sopa de jitomate –riquísima
, calificó la virtual presidenta electa– y pescado como segundo tiempo, antes de alcanzar sus primeros acuerdos que minutos después anunció la morenista en conferencia de prensa.
A las 17 horas, con puntualidad inglesa, Sheinbaum ingresó al Salón Tesorería del Palacio Nacional. Ese espacio inmenso desde el cual López Obrador hace gala de su forma personal de gobernar; donde condena y enfrenta las embestidas conservadoras contra la transición; donde ha proclamado el fin del neoliberalismo en México; donde impuso la agenda nacional a tirios y troyanos en momentos tan aciagos como la pandemia y donde ha defendido su apuesta por lo que ahora es algo más que un eslogan de campaña: por el bien de todos, primero los pobres.
Ya sin la tensión de la campaña, Sheinbaum apareció amable para disipar todas las especulaciones que ya se ciernen sobre esta transición. De entrada, desestimó un desplome de la fortaleza del peso, reivindicando que recibirán finanzas sanas y una economía sólida.
Ofreció diálogo y más diálogo para dirimir las diferencias y, especialmente, para enfrentar el primero y principal desafío: una profunda y urgente reforma al Poder Judicial.
La expectativa del primer encuentro entre López Obrador y Sheinbaum saturó de representantes de medios de comunicación el entorno. Decenas de camarógrafos, fotógrafos y reporteros, muchos de ellos acostumbrados a las prolongadas disertaciones obradoristas, que esta vez se encontraron con una vertiginosa conferencia, con respuestas puntuales, aunque sin disipar una duda: ¿continuarán las mañaneras?
–Ya también vamos a hablar de las mañaneras –respondió con una sonrisa maliciosa.
Poco más de tres horas estuvo Sheinbaum en Palacio Nacional, a donde, a lo largo de buena parte de este sexenio, asistía a las reuniones del gabinete de seguridad todos los lunes. Esta vez fue diferente: fue para definir con López Obrador el trayecto que la llevará a la Presidencia de la República el próximo primero de octubre.
La transición había comenzado.