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Claudia Sheinbaum, un legado de dignidad y resistencia
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ías después de la masacre de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, Annie Pardo, Fernanda Campa, Carmen Soler y José Barberán, estudiantes y brigadistas de la Facultad de Ciencias de la UNAM –relata Raúl Álvarez Garín, uno de los principales dirigentes del Consejo Nacional de Huelga (CNH)–, distribuían en las escuelas un documento con información sobre el crimen de Estado cometido por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Esa valiente denuncia, en circunstancias de persecución, violencia, asesinatos, encarcelamientos y desapariciones, colocaba en riesgo su integridad física o quedar encarcelados.

Pardo, destacada y reconocida científica universitaria, es la madre de Claudia Sheinbaum, quien, durante su paso por la misma Facultad de Ciencias, asumió una posición de compromiso y lucha con los alumnos que crearon el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) en 1986 para triunfar contra una de las embestidas que establecía mayores barreras de acceso a la UNAM, situándola en niveles inalcanzables para los estudiantes de bachillerato de escasos recursos.

La temprana participación de Sheinbaum con Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y miles de combatientes y luchadores sociales y de izquierda contra el PRI y en los triunfos para gobernar la Ciudad de México de ambos dirigentes, en la victoria de AMLO en la elección presidencial de 2018 y su propia experiencia de gobierno en la Ciudad de México por casi cinco años, la revelan como una mujer que se ha nutrido de valores de lucha, dignidad, tenacidad e inteligencia.

Muchos son los logros del gobierno de AMLO. Se enfrentó y superó la pandemia de covid, el salario registra una recuperación real que no tenía desde hacía cuatro décadas, se mutiplicó la cobertura en salud de la población, se estableció como obligatoria una pensión universal para las personas de la tercera edad que provocó un ánimo de reivindicación y alegría que había desaparecido de sus rostros, se revirtió la privatizadora y clasista reforma educativa y se reinstaló a los maestros despedidos por su resistencia y lucha, se creó mayor cantidad de centros y especialidades para enseñanza superior, se está reorientando el quehacer científico hacia la vida y protección del ambiente, se crearon obras de infraestructura necesarias en tiempos récord: el aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya, la refinería Olmeca en Dos Bocas, escuelas, carreteras, presas. Obras que nunca se hubieran terminado con los costos y plazos programados de haber continuado con los procedimientos y prácticas de corrupción que tanto saqueo y derroche provocaron de los recursos públicos en los gobiernos del PRI y el PAN.

Quedan tareas importantes ante un régimen capitalista, cuya avaricia y falta de escrúpulos destruyen todos los espacios de vida y de la naturaleza: detener el número de homicidios y desaparecidos provocados por la delincuencia del narcotráfico y la trata de personas que aprovecha el creciente flujo migratorio hacia Estados Unidos y que, en gran medida, sus principales operadores actúan con impunidad desde ese país; lograr estabilidad en los empleos; enfrentar la emergencia de disponibilidad de agua; abatir los niveles de contaminación en las ciudades por el consumo irracional de hidrocarburos; enfrentar el creciente y amenazante calentamiento climático que está asolando al país; mejorar los niveles de enseñanza en cada nivel escolar; superar la indolencia e insuficiente información ciudadana para mejorar los hábitos de consumo, salud, recreación y limpieza de nuestro entorno, comenzando por nuestras casas y calles; motivar a toda la población a sembrar árboles, cuidar el agua. Está pendiente esclarecer el asesinato de los periodistas de La Jornada y la agresión y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.

Profundizar y lograr nuevas metas de progreso, respecto a la obra extraordinaria que ha realizado AMLO durante su gobierno, requerirá de un mayor apoyo, compromiso, participación y organización independiente, desde las bases, del pueblo de México. En mi caso, votaré por Claudia Sheinbaum y así dar otro paso, con millones de mexicanos, en la dirección de las utopías por la democracia y un mejor país que motivaron la rebeldía y resistencia de aquella juventud del 68 que no se rindió y que asumió con convicción en la lucha por sus ideales, el riesgo de morir, quedar preso o ser desaparecido.

* Autor del libro Rebeldía, Tlatelolco y cárcel en Lecumberri