“Yo nací árbitro. Tengo más de 50 años metido en esta actividad de una forma o de otra. La primera vez que escuché el término ‘crisis arbitral’ mi padre empezaba en esta profesión, fue en 1969 y lo leí en el periódico Esto. He vivido las críticas desde todos los ángulos y sinceramente ya no me afectan”, aseveró en tono relajado el ex silbante Arturo Brizio, quien la semana pasada dejó su cargo como presidente del gremio.

Tras la polémica por el trabajo de los colegiados tanto en la liguilla del torneo Clausura 2022, como en la reciente final entre Atlas y Pachuca, el otrora árbitro mundialista sorpresivamente renunció a su puesto luego de cinco años de gestión.

En entrevista con La Jornada, aseguró que se va con la satisfacción del deber cumplido, sin remordimientos y sin preocupación por las críticas recibidas, pues son el pan de cada día en esta labor.

Tampoco se arrepiente de nada. ¿Arrepentirme de qué? Si jamás le robé a nadie ningún quinto. Si echamos el reloj para atrás y me volvieran a invitar a la Comisión de Árbitros, por supuesto que volvería a ser el presidente. Es una silla caliente y expuesta a las críticas.

Relató que en su llegada a dicha organismo, “no me encontré con nada que no esperara. El arbitraje es una actividad extraordinariamente compleja, en la cual uno siempre encuentra cosas nuevas, pero más bien parece que fuera algo cíclico, pues lo mismo de hace años vuelve a pasar.

Nunca faltan los comentarios negativos, las quejas, quien dirija la comisión debe tener la piel bien curtida para aguantar las críticas, un puesto como éstos jamas va a ser fácil.

En un breve análisis de su gestión, Brizio Carter afirmó que todas sus decisiones “siempre fueron tomadas bajo un término de frialdad, inteligencia, trabajo en equipo, integridad, autonomía, en fin, con sus buenas y malas.

Fue un trabajo difícil, por supuesto, pero yo estaba preparado para eso, sabía que algunas determinaciones no iban a gustar, hubo críticas muy fuertes, pero insisto, no hubo nada que no esperara. En el futbol, de cualquier parte del mundo, siempre habrá polémica.

Sobre las versiones de que Íñigo Riestra, secretario general de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), influyó en el arbitraje para favorecer en la final del torneo Clausura 2022 al Atlas, equipo presidido por su hermano José Riestra, el ex colegiado indicó que son totalmente falsas.

Explicó que como titular de la Comisión de Árbitros gozó “siempre de autonomía. La gente decía que me ponían árbitros o me los quitaban, pero eso es una absoluta mentira, lo dije adentro y lo digo afuera, jamás recibí una sugerencia de un equipo, o una orden de la federación.

Quienes me conocen saben que nunca me hubiera prestado a eso, ni la gente que está arriba lo hubiera hecho. En México disfrutamos de una razonable autonomía basada en la confianza que nos tienen, no nos sacaron del bote de basura para traernos a dirigir la comisión, somos personas con historia y con un honor de toda la vida.

Por otro lado, rechazó los múltiples señalamientos sobre un nulo crecimiento del arbitraje mexicano durante su gestión.

“Es otra de las cosas que he escuchado hasta el cansancio, pero en cinco años se impulsó la carrera de 7 u 8 silbantes que serán la próxima generación de estrellas arbitrales. Hay que entender que los colegiados son como los futbolistas o quizá peor, ¡no todos cuajan! Ni Brasil, Italia, España, Argentina, tienen 10 o 12 árbitros destacables, tienen 6 o 7, y esos son los que actualmente tiene México.

Además se olvidan del crecimiento del arbitraje femenil, los críticos discriminan a las mujeres, dicen que no se formaron silbantes, pero las jueces que están ahí ¡no salieron de la nada! Un ejemplo es Karen Díaz, quien hace seis meses no existía en el radar de la FIFA y hoy está contemplada para el Mundial, apuntó.

Por último, admitió que el VAR, su principal aportación al futbol mexicano, aún tiene varios detalles por mejorar, sobre todo en lo que se refiere a la capacitación de quienes lo operan. El día que tengamos más árbitros certificados, tendremos un mejor uso de la herramienta.