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China y Rusia contra el terrorismo
S

e pensaba que la guerra fría estaba relativamente bajo control. Pero la cantidad de armamento que se ha fabricado en varios países desde la década de los 60 nos dice lo contrario. Todo el equipo de guerra nuevo es de alta tecnología y de costo cuantioso.

La pugna histórica y constante entre los sistemas políticos y económicos, básicamente capitalismo contra socialismo, nos señala que existe desconfianza absoluta en que la paz mundial pueda ser un estado social permanente.

Sin embargo, el peligro está ahí. Miles de millones invertidos en equipo bélico que lejos de generar tranquilidad es una industria que atemoriza. En lugar de admirar la tecnología, la potencia de las armas y lo mortales que son, existe un rechazo generalizado a que sigan fabricándose más armas.

Cada desfile o ejercicio militar es una muestra de poder. Es un mensaje de advertencia para no atreverse a la agresión. La capacidad de contestación al enemigo agresor es una de las cualidades que se persiguen con el armamento de punta.

En este mes se presentó algo inusual: tropas chinas y rusas, en conjunto, realizaron maniobras militares estratégicas, donde participaron más de 10 mil reclutas por cada nación. En esta ocasión las armas chinas fueron utilizadas por primera vez por tropas rusas. El objetivo es la evaluación del armamento y la familiarización con su funcionamiento.

Este ejercicio fue nombrado Sibu-Interacción-2021. En lo que podría ser el teatro de operaciones, se realizó en una zona autónoma llamada Hui de Ningxia, en el centro del país, en un área de entrenamiento táctico.

De acuerdo con las agencias de información, los ejercicios se han realizado sin problemas y se consiguió el objetivo: coordinación en el ataque y la combinación de la fuerza aérea y la militar en tierra.

En el ejercicio mencionado, los ejércitos ruso y chino utilizaron unidades de diseño y fabricación actuales. Mencionamos el alto costo y las acciones que pueden ejecutar. En artículos recientes informamos acerca de las unidades vanguardistas y su alto costo.

En la actualidad los enemigos no sólo son la política depredadora de las naciones capitalistas, la pobreza que generan, las pandemias a las que está expuesta la población mundial, la drogadicción promovida por el estilo de vida neoliberal, son otros fenómenos sociales que van creciendo, y poco hacen las sociedades y gobiernos por eliminar esta patología colectiva.

Entre las secuelas que han dejado los fanatismos hegemónicos (religiosos, neoliberales, supremacistas, racismo, etc.), se cuentan las bandas de narcotráfico y criminales de todo tipo, entre ellas, las terroristas financiadas por otro tipo de terrorismo, el económico y político, como el de algunos gobiernos interesados en la inestabilidad de los países que no se declaran como sus aliados. Esta opinión, por supuesto, está basada en términos generales en la secuencia de hechos reales.

El terrorismo, no obstante, la guerra internacional declarada en su contra, ha continuado causando gran daño a la estabilidad social. A los fabricantes de armas poco les importa a quiénes dañará la venta de fusiles, granadas, bazookas, armas de asalto y todo tipo de armamento. Lo importante para ellos es multiplicar sus ventas.

En este sentido, por primera vez un gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, demanda a las compañías Smith & Wesson; Barrett Firearms; Colt’s Manufacturing Company; Glock Inc; Sturm, Ruger & Co, Inc y otras, por el daño hecho a la sociedad mexicana. Las armas de estas firmas han ocasionado un gran perjuicio a la población, pues los clientes pertenecen a la delincuencia organizada.

La cooperación para llevar a cabo el ejercicio Sibu/Interacción-2021, tienen un objetivo claro: Las maniobras conjuntas están destinadas a profundizar la cooperación entre los dos ejércitos en las operaciones antiterroristas, así como a demostrar la firme determinación de Rusia y China para garantizar conjuntamente la seguridad y la estabilidad mundial y regional.

Para muestra un botón: un grupo de talibanes han tomado dos terceras partes de Afganistán, según las agencias de noticias en Kabul. La situación ha empeorado, a partir de la salida de las tropas de Estados Unidos de esa nación. Y, como siempre, la población que no tiene que ver en el conflicto tendrá que emigrar a zonas más seguras. Han dejado sus casas y saben que la situación se complicará sin alimento, sin agua y sin un refugio dónde descansar y dormir.

Como ya hemos expresado, las guerras cuestan millones de dólares que bien podrían servir para buscar soluciones pacíficas a los conflictos, para producir medicamentos accesibles, más vacunas o para llevar a cabo una campaña mundial coordinada para controlar ésta y otras pandemias o hambrunas.

Twitter: @Antonio.Gershenson