Por la soberanía energética

plaudimos la intención de lograr la soberanía energética del país, un avance en ese sentido es la iniciativa de Ley de la Industria Eléctrica. Desde hace 40 años, la Tendencia Democrática del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm) y el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear (Sutin) hemos luchado por que nuestro petróleo y electricidad sean el detonante del desarrollo tecnológico del país creando bienestar, soberanía energética y seguridad nacional. En 1983, el gobierno de Sonora, el Instituto Nacional de Energía Nuclear y el Sutin concretaron el proyecto para crear el centro de ingeniería de reactores para el desarrollo tecnológico en diseño, ingeniería y construcción de instalaciones nucleares, así como la construcción de un reactor de potencia cero o de investigación. Esta visión nacionalista se vio truncada cuando el gobierno federal de aquellos años, en una decisión retrógrada e irresponsable, cerró Uranio Mexicano (Uramex).

l señor Luis Rubio es ejemplo señero de los neoliberales locales. Como algunos otros, ha cultivado con esmero variadas conexiones con sus similares externos. Fue educado en escuelas privadas y del exterior, esas que preparan a los que podrán ser, después, sus hijos predilectos. Muchos de estos personajes reproducen las simientes que les han sido cuidadosamente sembradas en sus receptivos ánimos y visiones. Es decir, fueron y continúan siendo practicantes del colonialismo per se. Su carrera se ha desarrollado entre la asesoría sobre asuntos financieros, la escritura de sesudos artículos capaces de repercutir en diarios centrales y las relaciones con élites nacionales. Bancos, empresas globales (Coca-Femsa) hedge funds y ONG han sido su entorno. Acabado producto para la ideología y los intereses del antiguo régimen. Integrante también de ese, muy especial grupúsculo, cuestionadores con arrestos de profundos arcanos, poco conocido para las provincianas huestes de base.

uando mi barrio era el único universo conocido, solía matar el tiempo en un par de centros culturales situados a pocas cuadras de casa. El primero era el Instituto de Intercambio Cultural y de Amistad Argentina-URSS, y el otro la Biblioteca Abraham Lincoln, de la embajada de Estados Unidos.