Somos Nashinanda’a, pero el Estado Mexicano y la Sociedad Nacional, nos reconocen como mazatecos. Pertenecemos al municipio indígena de Mazatlán Villa de Flores Oaxaca, ubicado al noroeste de la Capital de Oaxaca. Desde el año 2004, venimos operando y administrando Radio Nahndia’a (RN) con el distintivo de llamada: XHTFM 107.9 FM. En febrero de 2017, obtuvimos la Concesión de Uso Social Indígena, expedida por el actual Instituto Federal de Telecomunicaciones. Dado que se atiende a 25 municipios hablantes de la lengua mixteca, cuicateca, náhuatl, español y mazateco, tenemos un centro de producción de audio bilingüe.
La información pública del gobierno federal se transmite en español, y aunque en el artículo 4° de la Ley de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas reconoce que las lenguas de los Pueblos Indígenas, así como el español son lenguas nacionales, el Estado Mexicano no informa en nuestra lengua materna, es decir, seguimos padeciendo una política lingüística estatista homogenizante.
Frente a la pandemia por Covid-19, fue y es inevitable para nuestra comunidad, pensar cómo a lo largo de la historia de la humanidad, las pandemias de virus y otras enfermedades, han servido brutalmente como formas de exterminio, sometimiento y dominación de unos pueblos sobre otros. Históricamente, los cotos de poder han echado mano de estos momentos coyunturales y críticos, para afianzar su dominio sobre los otros.
En este sentido, cuando el gobierno de México decretó la cuarentena por motivo de la pandemia del SARS-CoV-19, mejor conocido como Covid-19, Nashinanda’a dijo “Makjejena’a”, es decir “no creo”. Por medio de la Secretaria de Salud, el gobierno llamó a la población a evitar contagios a través de la propaganda “quédate en casa”, la sana distancia, el lavado de manos y el uso de gel antibacterial, pero la desconfianza se hizo notar a través de comentarios como: kjuandesu’u (palabra engañosa), tukuatitsu’u (no es verdad). El sentimiento que atraviesa estas ideas, es el de una comunidad que históricamente ha sido burlada y engañada.
En las anteriores “pandemias”, desde la revolución hasta los años de la gripe española, el paludismo, sarampión y viruela, las comunidades indígenas siempre han sido las más vulnerables. Por más de cinco décadas, hubo familias que de 5 hijos les sobrevivió uno o ninguno. En la memoria colectiva de Nashinanda’a no está la intervención del gobierno mexicano en materia de salud, por eso, a Nashinanda’a se le hace sospechoso que el ejecutivo federal acordara el confinamiento.
Las 6 clínicas, que se ubican en el territorio municipal de Mazatlán Villa de Flores, dependientes del IMSS y de la Secretaria de Salud, solo son instancias para canalizar a los enfermos a hospitales que están a 2 horas o, si es la excepción, a 8 horas en transporte público.
Una de las acciones del gobierno Federal, para contrarrestar la pandemia, son los microcréditos a favor de los pequeños comerciantes y la entrega de despensas a grupos vulnerables, pero aquí ni llegan esos créditos y las despensas contiene muchos productos industrializados. Aunque el programa federal BIENESTAR adelantó los apoyos para los adultos mayores y ha otorgado becas a los estudiantes y discapacitados, el recurso público no es suficiente para mitigar las necesidades que existe en la comunidad, porque la realidad es muy compleja y no basta con el asistencialismo.
A pesar de que los productos industrializados invaden la dieta alimenticia, Nashinanda’a sobrevive del campo y los frutos del sistema milpa; la pasada temporada de lluvias fue buena y hoy se tiene maíz, frijol y semillas de calabaza para el autoconsumo durante 6 meses aproximadamente, y el maíz que se vende en las tiendas DICONSA se ocupa para alimentar a los animales de traspatio; se cuenta con árboles frutales de clima cálido, templado y frío que son aprovechados de igual forma para el autoconsumo. En las familias es muy recurrente el uso de las plantas medicinales y a raíz del COVID-19 se han retomado las infusiones de yerbas curativas que ayudan a prevenir enfermedades respiratorias. A pesar del confinamiento sanitario, la comunidad no ha dejado la movilidad para continuar con sus actividades agrícolas, pue sabe que en ello se sustenta la supervivencia.
Como colectivo de la Radio Nahndia’a, nos hemos dado a la tarea de comprender las palabras técnicas que a raíz de la pandemia del COVID-19 ha ido utilizando el gobierno federal para luego llevarlo al campo semántico de nuestra lengua materna. Hoy contamos con producciones de audios propios. Los pocos recursos económicos con los que cuenta han sido utilizados para mantener la radio al aire las 24 horas del día, al respecto, cabe señalar que, aunque en la Ley de Telecomunicaciones se autorizó el 1% de publicidad oficial para las concesiones de uso social comunitaria e indígena, el gobierno de México no ha cumplido a cabalidad dicha disposición legal. También hemos indagado lo que pasa en otras entidades federativas y concluido que las producciones radiofónicas deben ser acorde a nuestro contexto, en donde se explique qué es el Covid-19, cómo se propaga, cuáles son los síntomas y qué se debe hacer para prevenir el contagio.
También nos hemos dada cuenta de los problemas de salud que padecemos: obesidad, diabetes e hipertensión. Por ello, en los programas de radio con locución se invita a la audiencia a la imperante necesidad de rescatar la dieta propia que es a base de quelites, semillas, animales de traspatio y dejar de usar los productos industrializados por sus altos contenidos en glucosa, grasa vegetal, conservadores y colorantes artificiales que debilitan las defensas del cuerpo.
Las acciones que hemos emprendido como colectivo de la radio Nahndia’a ha sido en continua consulta con la autoridad municipal y el consejo editorial de la radio. Nos hemos dado a la tarea de superar algunas dificultades sobre el acceso a la información con respecto a la pandemia del COVID-19.
Somos conscientes que el virus en cualquier momento puede aparecer en nuestras comunidades, por el flujo migratorio hacia los cinturones de miseria de las urbes más cercanas a Nashinanda’a. Aunque se obtuvo una buena cosecha por el buen temporal de lluvia, eso no nos garantiza que en algún momento vaya haber desabasto de alimentos, en contraste, el gobierno de México solo ha otorgado $1200.00 como medida paliativa de apoyo al campo por un ciclo agrícola.
¿Qué sigue para nosotros? En medio de un contexto de crisis social a nivel nacional e internacional, no descartamos la idea de que la pandemia del virus y el confinamiento favorece a los intereses de las clases dominantes. Por ello, insistimos que la radio Nahndia’a siga informando a Nashinanda’a para que esta construya sus propios mecanismos de defensa, prevención, atención y solución ante la pandemia en un marco de Autonomía y Libre Determinación. Continuar con nuestro informativo y seguir involucrando a la comunidad en las tareas de producción radiofónica y mantener la radio al aire. •