Sábado 19 de diciembre de 2020, p. 7
Nunca hizo la seña de la mano cornuta o maloik, que popularizara el gran Ronnie James Dio. Nunca se le vio moviendo la mata, haciendo headbanging pues, aunque sus greñas apuntaban que su temperamento lo llevaba a hacer algo parecido (¿jalarse de los pelos?). De los tatuajes… ni hablar, pero sin duda, Ludwig van Beethoven (1770-1827) llevó tatuados todos los avatares y fuertes situaciones que vivió, los cuales volcó en sus composiciones que lo han llevado a ser considerado por la crítica especializada como el compositor más heavy de todos los genios de la música clásica.
El genio de Bonn, aunque gran parte de sus obras las desarrolló en Viena, tenía una forma descarnada, directa y algo violenta de plasmar su música, pues era un compositor ruidoso
, cuya música estruendosa, distinta e inusual para la época, podía catalogarse como el heavy metal de comienzos del siglo XIX.
Directores de orquesta, compositores, músicos académicos, críticos musicales, todos coinciden que la marca que este gran prodigio de las artes sonoras dejó en la historia de la música es tan gran y profundo que, a la fecha, su nombre y sus obras siguen siendo fuente de inspiración en diversos géneros musicales, así como en otras manifestaciones artísticas como el cine o la literatura.
Pero vayamos a lo que nos atañe, la música. En este caótico y lleno de incertidumbre 2020, el mundo entero estaba listo para celebrar los 250 años de su nacimiento –que según parece ser fue un 16 de diciembre, aunque no se sabe con certeza–, con conciertos, montajes de Fidelio, su única ópera, simposios, publicaciones y más, con la idea de desmitificar a este gran músico del que gran parte del orbe sólo reconoce el famoso ta-ta-ta-tá
, de su Quinta Sinfonía o la Oda a la Alegría (¿alguien recuerda a Miguel Ríos?), la parte coral de su Novena Sinfonía.
En lo que nos compete, el heavy metal (en sus distintos subgéneros) y la música clásica, siempre han mantenido una estrecha relación, incluso, hay quienes piensan que el heavy es una adaptación natural de la clásica, pero con un sonido electrificado y más energético (por aquello de los pedales de distorsión y la amplificación).
Y es precisamente estas características, la disonancia y amplificación sonora, particularizadas en la obra de Beethoven en el uso del volumen como sinónimo de fuerza bruta, como lo consignó Aldous Huxley, las que hacen al metal ver en las piezas del compositor germano una fuerte influencia a la hora de crear himnos metaleros.
Directores de orquesta como el carioca Roberto Minczuk, señalan que antes de Ludwig van Beethoven, nunca antes una pieza, de esa época, se había escuchado tan fuerte e impactante. Es el heavy metal de la época, a una velocidad nunca alcanzada
.
Minczuk destaca que, en las obras del músico teutón, los instrumentos de cuerda como violín, violonchelo y contrabajo son percutidos (como lo hace Apocalyptica o 2cellos, entre otros) y son usados de forma melódica, lo que hace que la pieza vibre y haga vibrar a los escuchas.
Mientras que para Nicolas Ellis, la explosividad y visión revolucionaria de su música y la forma de escribir hacen de Beethoven un músico de heavy metal.
Ian Anderson, de Jethro Tull, en una entrevista para el documental alemán Un mundo sin Beethoven, aseguró que la frase inicial de su Quinta Sinfonía es un motivo musical arquetípico o idea que se repite muy a menudo, motivo que luego se acorta y se transforma en un riff, como los del rock o metal, que son simples, directos y repetitivos.
Cabe hacer un alto para comentar Roll over Beethoven, canción del gran Chuck Berry, grabada en 1956, donde el estadunidense se refería al músico germano como una figura caduca, pero años más tarde, la rola fue versionada por los Rolling Stones, Status Quo y Uriah Heep.
La Novena Sinfonía ha sido motivo de diversas versiones metaleras, como la que hizo Rainbow en 1981, la versión de Sepultura, llamada Ludwig Van, de su disco A-Lex de 2009, que en realidad es una combinación de varias las piezas del compositor alemán.
El sueco Yngwie Malmsteen, destacado guitarrista y compositor en bandas como Steeler, Alcatrazz o Generation Axe, destacado intérprete del metal neoclásico en la década de los ochenta, ejecutó en vivo la Quinta Sinfonía.
El músico brasileño de power metal André Matos (Angra, Shaman, Symfonia), quien falleciera en 2019, hizo una versión de Moonlight Sonata con su banda Viper. Por su parte, la guitarrista de speed y thrash metal, The Great Kat, quien es reconocida por interpretar piezas de música clásica en los citados subgéneros, tiene entre sus álbumes uno titulado Beethoven on Speed (1990) y EP Beethoven Shreds (2011), y qué decir de los heavys españoles Beethoven R., quienes recientemente se separaron.
Beethoven creó su obra sin respetar las reglas musicales de esa época, además de estar relacionado con movimientos subversivos
como la Ilustración y la Revolución Francesa. Se erigió como un compositor independiente, quien rendía cuentas a sí mismo, no a los designios de la realeza, como se acostumbraba hasta antes de su llegada.
Su gran legado en la música es esa rebelión, esa subversión del orden de las cosas por medio de la música, algo que los heavymetaleros entienden muy bien, por lo que, si Beethoven viviera hoy, sería una metalero que estaría creando música vanguardista, innovadora y lanzando por Internet sus composiciones de manera independiente, sin disquera de por medio.