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Operadores de yates en Acapulco apuestan a los turistas; se la juegan, pero ayudan a la economía
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▲ Decenas de turistas pasean en una de las embarcaciones que recorren la bahía de Acapulco. El servicio de yates se canceló cuatro meses por la pandemia de Covid-19, lo que originó pérdidas a los prestadores de servicios.Foto Héctor Briseño
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 20 de septiembre de 2020, p. 23

Acapulco, Gro., Le llamamos turistas de alto riesgo, se la juegan, pero con y sin pandemia están reactivando la economía. La verdad Acapulco quedó devastado, advirtió David Martínez, administrador de Yates Coral.

Comentó: lo que hemos pasado, cuatro meses cerrados, fue un caos; pensábamos que ya no regresábamos, estábamos al borde de la quiebra. Nosotros somos los propietarios, a todos los trabajadores se les pagó, se les entregaron despensas.

Explicó que la recuperación ha sido muy mala, sólo nos dejan trabajar al 60 por ciento y nos bajaron la capacidad de pasajeros al 50.

Denunció que barcos con permiso de la Capitanía de Puerto para navegar con 120 pasajeros sólo pueden subir máximo 60, pero el costo de los seguros y el combustible no ha disminuido.

Martínez acusó: “a mí no me dicen que con o sin pandemia puedo cobrar más caro o barato, si el permiso de mi barco es para 120 personas me venden un seguro para esa cantidad.

Cada seguro cuesta 45 mil pesos, y sin éste, la capitanía no otorga permiso para navegar. Resaltó que el barco más grande de la flota de Yates Coral tiene capacidad para 200 personas, con dos motores de 150 caballos de fuerza.

Detalló que por cada viaje a la isla La Roqueta desembolsan mil pesos de combustible; sin embargo, admitió que toda la semana se han vendido viajes y reconoció la decisión del gobernador Héctor Astudillo Flores de que haya permitido la apertura de actividades, aun estando el semáforo en naranja, pues septiembre y octubre son los meses más bajos, sin turistas y con huracanes.

En tanto, Evaristo Angón Villagómez tiene 82 años, vende boletos para paseos en embarcaciones en la bahía de Acapulco, uno de los sectores más afectados por la crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19. Aunque al inicio de la contingencia sanitaria tuvo síntomas de coronavirus, el vendedor debe seguir en el trabajo.

Relató que la enfermedad le pegó duro. Al principio tuve dolor de garganta, fui al centro de salud, me dolía la cabeza, tenía mucho escurrimiento, me vio la doctora y me dio pastillas, Dios quiera que no me pase algo grave.

Este sábado por la mañana, con entusiasmo, ofreció descuentos a un grupo de 50 turistas que hace fila en el malecón del puerto, en espera de abordar una de las embarcaciones de recreo que llegan a la isla La Roqueta.

Los visitantes procedentes de la Ciudad de México, estado de México y Michoacán, entre otros, esperan bajo el sol el momento de subir al barco, usan cubrebocas y apenas están separados uno o dos metros entre familias.

Ayer la ocupación hotelera en Acapulco promedió 39.1 por ciento. Dividido por zonas, la Diamante tuvo 40.7 por ciento, Dorada 40.8 por ciento y la tradicional 22.6 por ciento.