El giro que ha dado la actual administración federal para incidir en una alimentación sana no es un asunto de ahora, ni solamente a causa del Covid-19 ni los decesos que ha provocado, aseguró Lina Pohl, representante de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México.

Detalló a La Jornada que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018 arrojó que la mitad de los decesos se relacionan con enfermedades derivadas de la mala nutrición, por tanto el organismo de la ONU comenzó a trabajar con las autoridades e instancias de salud en el tema.

Destacó la colaboración para el etiquetado frontal de alimentos con el Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (Gisamac), el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Secretaría de Salud (Ssa).

“El giro lo da este gobierno, a nosotros nos solicitan ese tema con mucha fuerza. Nos dijeron que el tema de la alimentación es esencial por esta cantidad de muertos que encontramos en la Ensanut 2018. Son datos que no se pueden obviar y sobre los cuales se tiene que aplicar la política pública. Sobre esto hemos estado trabajando ya desde hace un buen rato con Gisamac, la Ssa y el INSP.

El tema del etiquetado frontal fue a raíz de esto. Había que tomar medidas, y una de las medidas recomendadas por la FAO es el aumento de impuestos a bebidas y productos ultraprocesados y el etiquetado frontal de advertencia. Ofrecimos la colaboración para conectarlos con la experiencia que había en Chile y fue hace más de un año, y hay incluso la idea de crear un fondo presupuestal especial de emergencia para la protección de la nutrición.

Pohl destacó que la pandemia encontró a México en condiciones muy complicadas en términos de la mala nutrición, pues conviven la desnutrición por carencias en micronutrientes, así como la obesidad y el sobrepeso: 39 por ciento de los adultos mayores de 20 años tienen sobrepeso y 36 por ciento, obesidad. Además, 10 por ciento de la población tiene diabetes. Eso explica las tasas de mortalidad por Covid en México.

Consideró que el reto será mayor tras la pandemia porque el pasado informe sobre la alimentación de la FAO (SOFI 2020) reveló que América Latina es la región más cara para adquirir productos nutritivos. Se requiere un ingreso de al menos cuatro dólares diarios, y con la crisis económica, cada vez menos personas lo van a tener.

Por eso, la FAO ha recomendado a escala regional establecer un bono contra el hambre para atender a la población que va a entrar a la línea de la pobreza.

Aseguró que en materia de pugnar por una alimentación sana y desincentivar el consumo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas, vemos muy bien este esfuerzo de México, es uno de los pocos países que está sirviendo de ejemplo y añadió que hay que tomar medidas para hacer accesibles y asequibles los productos, fortalecer a los pequeños productores para que lleguen a los mercados y no tengan intermediarios, mantener estabilidad de precios de frutas y verduras y no cerrar mercados por el Covid-19, porque entonces hay menos posibilidades de adquirir productos sanos.

Celebró a las empresas que, en lugar de polemizar por las disposiciones, cumplen las regulaciones, y comienzan a cambiar las formulaciones para adaptarse y ofrecer productos más nutritivos, pues están mostrando su compromiso con México y sus ciudadanos. Recordó que deben tener en cuenta “el enorme poder que tienen los consumidores, sobre todo las nuevas generaciones que no son nada leales a las marcas, y están preocupadas por la nutrición y el ambiente.