Domingo 12 de julio de 2020, p. 4
En muchos casos, la muerte de quienes han contraído Covid-19 no es causada directamente por el coronavirus, sino por un sistema inmunológico que no funciona de manera adecuada, de acuerdo con Leopoldo Santos Argumedo, jefe del Departamento de Biomedicina Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados.
En la conferencia La inmunidad en tiempos de Covid-19, el investigador señaló que ese concepto describe varios mecanismos que presentan una respuesta parcial o totalmente descontrolada en el organismo que, en lugar de proteger, causa daño.
La inmunidad es una serie de mecanismos que protegen de infecciones al organismo, y con fines didácticos se divide en innata y adaptativa. La primera se presenta en todos los seres, hayan tenido o no contacto con algún germen; se constituye por moléculas, células y procesos que lo libran en forma eficiente de alto porcentaje de infecciones.
Al entrar un germen al organismo, la respuesta inmune innata responde de inmediato y su acción se prolonga hasta después de tres o cuatro días, brindando protección durante ese periodo, es decir, su acción es muy rápida. En cambio, la inmunidad adaptativa, que tiene una serie de ventajas evolutivas, genera una respuesta lenta y requiere al menos cuatro días para poner en marcha sus mecanismos.
La reacción inflamatoria del organismo, ante la presencia del nuevo coronavirus, activa la inmunidad adaptativa; una respuesta inmune innata saludable permite eliminar las células infectadas de manera inmediata y así neutralizar el virus, con un daño mínimo al pulmón. Por ello es que gran porcentaje de personas que contrajeron el virus presentan este proceso, ante el posible daño se origina una respuesta inmune de reparación celular; es decir, se presentan dos fases: una de daño y otra de restauración del tejido pulmonar.
Sin embargo, se ha mostrado que en alrededor de 15 por ciento de pacientes por Covid-19 con síntomas graves, la respuesta inmune se sale de control y se vuelve disfuncional.
Ésta provoca la liberación de decenas de citocinas que causan inflamación descontrolada y muchos problemas, como trombos, estrago pulmonar, edema o neumonía, que al final pueden provocar daño multiorgánico sistémico y la muerte del paciente.