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Scar Tissue, crónica de cicatrices que se convierten en belleza

Vivencias de Anthony Kiedis, vocalista de Red Hot Chili Peppers

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 12 de julio de 2020, p. 5

Anthony Kiedis tiene alrededor de 58 años y hace cuatro que, para disgusto de los melómanos y del autor de estas líneas, no publica un álbum nuevo con los Red Hot Chili Peppers. En su extraordinariamente prolífica carrera ha grabado 11 álbumes y escrito decenas de canciones. Su debut llegó en 1978, cuando compartió créditos con Silvester Stallone en el filme FIST, aunque fue hasta la década de los 80 cuando la música y la letra de las canciones que compuso le reportaron la admiración mundial.

Su cuidadosa biografía, coescrita con el experto en música Larry Sloman, nos permite conocer más de cerca la vida de este carismático cantautor, así como sus experiencias con la drogadicción, la fama y las historias de las múltiples peleas a las que se ha enfrentado hasta hoy en día, incluso aquellas de las que no habíamos escuchado.

Esta apuesta literaria es especialmente interesante por la forma en cómo Kiedis habla sobre su vida personal, con brevedad y sencillez; por ejemplo, cuando a los 11 años se mudó a Los Ángeles a vivir con su padre John Kiedis, un traficante de pastillas, mariguana y cocaína para la élite de Hollywood.

“Yo era el único niño presente en toda aquella locura. En general, los adultos que no me conocían pasaban de largo, pero Keith Moon, el legendario baterista de los Who, siempre intentaba que me sintiera a gusto. Moon sacaba tiempo para echarme el brazo por los hombros y decirme: ‘¿Cómo vas, chaval? ¿Te lo estás pasando bien? ¿No deberías estar en el colegio o algo? Bueno, me alegro de que andes por aquí’. Esto me quedó grabado”.

De cierto modo, Scar Tissue (Capitán Swing, 2016) es el contundente relato de la pérdida de la inocencia del cantante y de su supervivencia en las calles angelinas. Dedicado a la pintora mexicana Frida Khalo, Scar Tissue en su momento se convirtió en el primer sencillo del séptimo álbum de la banda californiana y, además, una de las canciones más exitosas del grupo. Habla de derrotas que con el tiempo se convierten en belleza. No pudo ser un título más acertado para el texto en el que Kiedis expone las costras de sus cicatrices y relata con franqueza duras experiencias a lo largo de su vida, como la muerte por sobredosis de su amigo y compañero de banda, Hillel Slovak.

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▲ Portada del libro de Kiedis coescrito con Larry Sloman.

Sólo hay una cosa que en vano, desde mi punto de vista, quita el sueño a algunos críticos de esta biografía: el efecto que les causa la revelación de pasajes tan oscuros en la vida de este artista en las que relata su abuso de las drogas.

El País lo señala así: “La autobiografía de Anthony Kiedis, Scar Tissue, es una odisea narcótica. La historia de un hombre que, con 14 años, se atiborró de LSD y sintió que ‘viajaba a una galaxia lejana’ y comprendía de repente los misterios de la vida”.

Dalai Lama, Kurt Cobain...

A los críticos les inquietan los relatos sobre los años de excesos de este artista y dejan de lado que el texto también incluye el recuento de su vida desde la infancia, una crónica bien detallada de los primeros pasos de Kiedis en la música y grandes anécdotas de los músicos que lo influyeron, así como también muchos recuerdos: de las giras que ha realizado con su banda, de cómo se tomaban las críticas de los álbumes que lanzaron, de las peculiaridades de tocar en Woodstock ante medio millón de personas, conocer al exiliado Dalai Lama y hasta la experiencia de ver nacer y compartir escenario con íconos de la música como Billy Corgan, Kurt Cobain y Eddie Vedder.

Por desgracia, al ser publicado por primera vez en inglés, en 2006, por Hyperion Books –división de la francesa Hachette Books–, la historia de este artista y su banda sólo se cuenta hasta el lanzamiento del álbum Californication, sin pasar por alto que el texto no incluye fotografías, para desagrado de muchos.

Pero eso no resta mérito a que en es las páginas de Scar Tissue donde, con un lenguaje sencillo y sin tapujos, el creador de Under the Bridge recuenta con detalle y precisión periodística aquellos revolucionarios días y donde el lector podrá saborear la agudeza del autor, disfrutar su prosa y, sobre todo, recrear la experiencia de sentir la adrenalina y aproximarse lo más cerca al escenario donde sucedió la música.