Ante el asesinato de 28 internos de un centro clandestino de rehabilitación en Irapuato, Guanajuato, la diócesis de esta entidad pidió que no queden en el olvido y se haga justicia. No podemos acostumbrarnos al crimen y a la violencia y pasar indiferentes ante la muerte, señaló.

En un comunicado, la Iglesia católica de Irapuato, que encabeza el obispo Enrique Díaz Díaz, manifestó su cercanía y solidaridad con las víctimas y sus familias. Oramos por quienes perdieron la vida y pedimos la pronta recuperación de los heridos, expresó.

Pidió que en coordinación con las autoridades y la responsabilidad de todos los ciudadanos, luchemos juntos para erradicar toda violencia contra cualquier persona, la cual se ha visto incrementada en los últimos días no sólo en el estado, sino en el país.

Recordó el mensaje que la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió en días pasados, en el que destacó que es obligación del Estado hacer efectiva la justicia que implica la seguridad de los ciudadanos y el castigo a los culpables de la violencia, sin excepciones en la aplicación del estado de derecho.