La principal afectación es para quienes estuvieron en terapia intensiva
Lunes 15 de junio de 2020, p. 4
Fibrosis pulmonar y alteraciones en la movilidad son las principales secuelas en pacientes que estuvieron en terapia intensiva y superaron al coronavirus. En el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), el promedio de estancia en esa área es de tres semanas, con 60 por ciento de personas graves recuperadas. El dato es relevante porque a escala global la sobrevivencia reportada es de 20 por ciento, aseguró Justino Regalado, subdirector de Neumología del organismo.
Destacó que el resultado se explica por los 11 años de trabajo y experiencia que dejó en el INER la pandemia de influenza A/H1N1, sin contar con que el Covid-19 ha sido 10 veces más grande en todos los sentidos, por la agresividad del virus, por más enfermos y más defunciones. “De todas las formas como se quiera ver, el coronavirus es más fuerte e intenso. La influenza fue un buen sparring, pero el virus actual es un peso completo”, afirmó.
En entrevista, el experto comentó que desde la pandemia de influenza la reconversión hospitalaria en el INER es algo cotidiano. Se hace cada año, en el invierno, para atender a los enfermos, con base en los mejores estándares clínicos y de atención médica.
Para la actual pandemia, el nosocomio pasó de tener 15 camas de terapia intensiva y 13 en urgencias, a 100 en un primer momento, las cuales se ocuparon desde hace tres semanas, cuando había 105 personas internadas y conectadas a un ventilador.
La disponibilidad creció a 175 camas, de las cuales la semana pasada estaban ocupadas 131. Podrían recibir a más enfermos, pero tendría que aumentar la plantilla de médicos y sobre todo de personal de enfermería, porque para cada paciente en terapia intensiva debe haber una enfermera.
Si algo explica la mayor sobrevivencia de quienes presentan las complicaciones más graves es el trabajo profesional y dedicado del personal médico, de enfermería y de apoyo, que colocan a los pacientes en el centro de la atención, señaló Regalado.
Desde el inicio de la pandemia, en el INER han sido hospitalizadas alrededor de 650 personas, de las cuales 450 se recuperaron y 200 fallecieron. El experto destacó que en este hospital se recibe sólo a enfermos graves, que se estén ahogando
. Quienes no cumplen con esa condición son evaluados y referidos a otras unidades de salud.
Además, se ha revisado a 2 mil de los 2 mil 500 trabajadores del instituto, con el objetivo de reducir al mínimo el riesgo de un brote de Covid-19.
Sobre las secuelas del coronavirus, Regalado comentó que está en curso un proyecto para dar seguimiento a cada paciente, a fin de identificar las repercusiones clínicas en su capacidad respiratoria futura.
De acuerdo con el nivel de inflamación pulmonar que hayan presentado durante la enfermedad, será el grado de afectación posterior. Puede ser una pequeña cicatriz o fibrosis que aunque permanezca estable, tal vez lleve al paciente a necesitar oxígeno suplementario.
A causa de la sedación profunda y por largo tiempo en que permanecen los enfermos críticos que son intubados, presentan daño en la conducción de los nervios conectados al músculo. Cuando se recuperan tienen dificultad para moverse y caminar, como ocurre con otras enfermedades que también obligan al paciente a permanecer en cama por mucho tiempo.
Regalado detalló que por ahora no es posible determinar el porcentaje de pacientes que tendrán secuelas, sino hasta que haya la suficiente cantidad de registros que permitan a los investigadores llegar a conclusiones. La literatura internacional indica que entre 20 y 50 por ciento de los que se recuperan de Covid-19 presentan algún tipo de consecuencia posterior.