La Fundación Elena Poniatowska Amor organizó el ciclo Descentralizar la escritura en el que participaron Carmen Ávila y Priscila Palomares, entre otras
Domingo 14 de junio de 2020, p. 4
Hasta que se incluya a las escritoras habrá una verdadera literatura universal, afirmó la poeta Carmen Ávila en la mesa de diálogo Escrituras periféricas hechas por mujeres mexicanas, organizada por la Fundación Elena Poniatowska Amor.
Somos la mitad del mundo, se quiera o no, la mitad de la población. Entonces, ver solamente la escritura de los hombres es una visión muy parcial; no contiene toda la visión de la humanidad. La literatura no es universal hasta que no se incorpore la literatura de las mujeres
, expresó.
De Saltillo, Coahuila, la autora criticó la profunda carga de sexismo en esa expresión artística y afirmó que las escritoras deben esforzarse el doble para demostrar que la voz femenina tiene mucho que contar.
Por desgracia, todavía vivimos en la literatura de la concepción aristotélica de las cosas; hay misoginia, para hacer un resumen. En la física, gracias a los descubrimientos de Newton y Galileo, la concepción aristotélica del universo se vino abajo, pero en la literatura todavía seguimos con esa perspectiva, con la misoginia
, agregó.
Cómo es posible que la ciencia haya avanzado, y el mundo también, y que en la literatura nos hayamos quedado atrás, cuando debería ser al contrario. No pedimos privilegios ni un lugar superior, sino equidad.
Según Carmen Ávila, a las mujeres les corresponde la chamba
de incorporar su literatura al canon universal, pues en su opinión muchos hombres carecen de las ganas y la voluntad de hacerlo.
Blanquear o masculinizar
La citada mesa, efectuada el jueves, fue la primera del ciclo Descentralizar la escritura, que la fundación Poniatowska transmite por medio de su cuenta en Facebook. En ella participaron, asimismo, las poetas y narradoras Priscila Palomares y Monserrat Acuña, originarias de Nuevo León y Querétaro, de forma respectiva, así como la narradora y ensayista Dahlia de la Cerda, de Aguascalientes.
De acuerdo con esta última, las escritoras deben muchas veces blanquear o masculinizar
su trabajo en pos de la aceptación en los ámbitos académicos, situación de la que aseguró ha procurado mantenerse al margen.
Monserrat Acuña consideró que uno de los lastres de la literatura femenina es la autocensura, luego de que el ámbito literario, determinado por la hegemonía masculina, provoca que en ocasiones las autoras duden de su propia voz y de su calidad literaria.
La también editora destacó que la popularización que ha tenido en tiempos recientes la postura feminista ha traído como consecuencia que la mujer sea vista como una cuota que debe cumplirse.
Del caso de la literatura, comentó que eso se expresa en que las mismas autoras ocupan los espacios de siempre y sólo se les permita hablar de su experiencia como mujeres y escritoras, aunque los encuentros versen sobre otros temas.
Priscila Palomares reparó en que la literatura mexicana se encuentra muy centralizada en la capital y, al igual que sus demás alternantes, sostuvo que México puede y debe ser contado desde las narrativas hechas en todas sus regiones. Es muy valioso conocer el país desde diversas historias y miradas que no sólo estén en el centro. Hay que descentralizar la literatura.
El ciclo Descentralizar la escritura, moderado por Esther M. García, continuó este viernes con la participación de las narradoras Elpidia García Delgado (Querétaro), Yelitza Ruiz (Guerrero), Denisse Buendía, (Morelos) y Nadia Contreras (Colima-Coahuila).