Miércoles 29 de abril de 2020, p. 6
Niños y adolescentes que han permanecido confinados en casa desde el 23 de marzo expresan enojo, tristeza y temor ante los efectos que genera en su vida cotidiana la emergencia sanitaria. Señalan que los horarios de clases en línea, por televisión y tareas escolares son mucho más pesados que en la escuela, porque nos están pidiendo cosas que ni siquiera hacíamos en clase
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Victoria, de 15 años y alumna de tercero de secundaria, reconoce que a veces da tristeza porque no vemos a nuestros amigos, muchos cumpleaños y fiestas se cancelaron. Ahora estamos más tiempo sentados y leyendo, que cuando estábamos en la escuela
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Señala que las tareas en casa parecen interminables. Hay materias que te piden resolver cuestionarios de hasta 70 preguntas, además de resúmenes de libros y proyectos que tenemos que entregar. También sigo un curso de preparación para el examen de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior y son 12 horas los fines de semana
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Valentina, de 9 años y alumna de cuarto grado de primaria, afirma que se siente rara, me dicen que hay que estar en casa por un bicho que se llama coronavirus y que puede lastimar a las personas, pero pasan días y días y no se acaba. Me pongo triste porque tampoco me dejan salir a jugar, pero luego pienso que tengo que aguantar y no salir para volver a ver a mis amigas
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Extraña, dice, salir a la calle. Quisiera volver a su escuela y rencontrarse con sus amigos, pero por ahora sólo puedo verlos en videoconferenia con mi profesora y me da mucho gusto, pero luego también me pongo triste porque no puedo abrazarlos
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Los menores no son los únicos que enfrentan el estrés por el confinamiento en casa. Mariana y Áurea son madres de familia que también anhelan la vuelta a la normalidad.
Como madres adoramos a nuestros hijos y queremos cuidarlos, pero también necesitamos un espacio. Desde que se levantan, demandan mucha atención, están enojados, irritados y hacen más berrinches. Te piden que estés con ellos todo el tiempo, pero es imposible, porque la vida en casa no se detiene. Y hay veces que uno extraña estar sola y hacer las cosas a tu ritmo
, señala Áurea.
Para Mariana, profesionista independiente, ha sido mucho el estrés. A veces no sabes qué hacer. Entre tanta tarea que piden y estar atentos de la clase en televisión, de las múltiples actividades que les exigen los maestros en las guías, de sacar copias y más copias, de buscar materiales, al final uno siente que la tarea también es para nosotros. Además, tenemos que ganar el sustento, porque no tenemos un salario seguro
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