El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) aumentó a siete los puertos por los que son retornados a México los solicitantes de asilo en espera de sus audiencias de inmigración estadunidenses como parte de los Protocolos de Protección de Migrantes (MPP). El gobierno del presidente Donald Trump descartó suspender este programa.

Desde enero, cuando Estados Unidos implementó de manera unilateral este programa, conocido también como Quédate en México, Washington ha regresado a más de 56 mil migrantes, la mayoría de origen centroamericano.

Los procesamientos de las personas se realizarán también por el puerto de entrada de Nogales, al sur de Tucson, Arizona. Anteriormente los migrantes detenidos en Tucson eran devueltos a través de El Paso, Texas.

La expansión al puerto de entrada de Nogales refleja el compromiso de Estados Unidos y México con un programa que ha demostrado ser efectivo para reducir el tráfico de personas a través de la frontera suroeste, publicó el DHS.

“Los MPP han sido una herramienta extremadamente efectiva para Estados Unidos", dijo el secretario interino del DHS, Chad Wolf. El departamento está totalmente comprometido con el programa y trabajará continuamente con el gobierno de México para expandirlo y fortalecerlo, precisó

La oficina del gobierno de Estados Unidos indicó en un comunicado que el MPP se ha ampliado en estrecha cooperación con el gobierno de México en San Diego, Calexico, El Paso, Laredo, Brownsville y Eagle Pass y sus alrededores.

A decir de la administración del magnate, el programa Quédate en México sigue siendo una piedra angular de los esfuerzos del DHS para restaurar la integridad del sistema de inmigración de Estados Unidos y aliviar la demora aplastante de los casos de asilo pendientes. Nuestra nación está más segura gracias al programa, y los migrantes con solicitudes de asilo meritorias pueden recibir protección en meses, en lugar de esperar en el limbo durante años.

El DHS descartó la suspensión del programa, pues consideró que su interrupción afectaría negativamente las relaciones exteriores de Estados Unidos, se correría el riesgo de desencadenar una renovada crisis humanitaria y de seguridad en la frontera, y beneficiaría a aquellos que buscan beneficiarse de la miseria humana.

Maureen Meyer, directora de Derechos de Migrantes para México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) opinó que eliminar el MPP no causaría una nueva crisis humanitaria y de seguridad fronteriza, como sugirió el funcionario del DHS.

Suspender esta medida terminaría con la crisis para los miles de solicitantes de asilo que son secuestrados, robados, violados y extorsionados de forma rutinaria en el lado mexicano de la frontera, declaró la especialista de la WOLA.