Laberinto Yo’eme, de Sergi Pedro Ros, se exhibirá en comunidades sonorenses mediante programa del Imcine // Para la tribu, es una realidad muy honesta
Ciudad Juárez, Chih., Con apoyo de empresarios, autoridades locales pusieron en marcha –como homenaje al cantautor formado en esta ciudad– el Paseo Juan Gabriel Siempre en mi mente, ubicado en la calle Colombia y avenida 16 de Septiembre, a un costado de la que fue su casa principal, donde colocaron una estatua y un quiosco como parte de un proyecto para hacerlo atractivo turístico, junto con el proyectado museo en su casa, donde presuntamente se encuentran sus cenizas.
En la época actual, un explorador descubre un muro donde están escritos los secretos acerca de un rey mago desconocido.
jódete Harvey. Foto Afp
La primera edición del festival BLKVOLT, que se realizará este sábado, incluirá una amplia gama de la música electrónica underground, que irá desde el industrial hasta los performances audiovisuales.
¿Cómo se puede ser positivo ante la mansedumbre? ¿Cómo disculpar el fracaso ganadero de un exitoso empresario en otros campos? Ni yendo en peregrinación a la Villa regresa la bravura a la Plaza México, ni bautizando con piadosos nombres a los toros de Begoña −propiedad de Alberto Bailléres, dueño de la empresa del coso de Insurgentes y de las principales plazas del país−, como Prodigioso amor, Amor guadalupano, Milagros de amor, Amor inspirador, Amoroso santuario o Río de amor, porque la bravura, parece recordarnos la indiferencia virginal, lejos de ser un milagro entraña un compromiso laico con la deidad táurica, con la dignidad animal del toro de lidia a partir de una vigilancia escrupulosa de la sangre y de las cruzas, no para que se toree bonito sino para que el encuentro sacrificial entre toro y torero pueda tener trascendencia.
La corrida, en general, resultó amorosa como los nombres que aparecían en los carteles: Río de Amor, Santuario de Amor… en fin, amor, amor, nació de mi, nació de ti, de la esperanza. Y siguió el amor mientras el copeo y la salucita, limoncitos y sal, corrían a destajo. Hasta que salió un cuarto toro encastado –ese sí toro– que pasó por encima de Israel Téllez y, en plan amoroso, le regalaron una oreja por una estocada pulmonera.