l subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, señaló ayer el peligro de la resistencia antimicrobiana (RAM), un fenómeno causado por el uso excesivo e indebido de antibióticos, tanto en fármacos de consumo humano como en la producción de alimentos, y que se presenta ya como un problema de salud pública global que, de no controlarse, podría causar 10 millones de muertes de aquí a tres décadas y traducirse en un costo desastroso por gastos médicos para los gobiernos.
La alerta fue formulada por el funcionario en el marco del Simposio sobre Resistencia Bacteriana: una política pública, que se realizó ayer en esta capital.
En ese mismo acto, Cristián Morales, representante de la Organización Panamericana de la Salud en nuestro país, manifestó por su parte que en América Latina y el Caribe se podrían perder 700 mil vidas a causa de la RAM, la cual causaría además daños económicos a 24 millones de personas que se verían imposibilitadas de hacer frente a sus gastos médicos.
Samuel Ponce de León, titular del Plan Universitario de Control de la Resistencia Microbiana, afirmó que de cada 10 pacientes que acuden al médico por un catarro, a nueve les son prescritos antibióticos, por más que en la mayoría de los casos no los necesitan.
Es claro que en décadas pasadas el abuso de antibióticos en el mundo –México incluido– llegó a escala de extremada irresponsabilidad, tanto por las instituciones de salud como por los médicos y por los propios pacientes, muchos de los cuales suelen incurrir en la peligrosa práctica de la automedicación, la cual, además de incidir de manera directa en la proliferación de la RAM, tiene muchas otras consecuencias negativas.
Aunque en el simposio referido, Celia Alpuche, experta en resistencia bacteriana del Instituto Nacional de Salud Pública, señaló la necesidad de fortalecer mecanismos como la vacunación oportuna de menores y población en riesgo –lo que disminuye la incidencia de enfermedades que requieren de antibióticos y, por ende, de la RAM– y de crear un sistema nacional de vigilancia centinela que permita dimensionar el problema, toda acción emprendida en el territorio nacional será insuficiente en tanto no exista un gran acuerdo internacional para enfrentar el peligro, habida cuenta que la inmunidad desarrollada por los microbios a los fármacos es un fenómeno mundial.
Las acciones multilaterales no sólo requieren del establecimiento de estrictos protocolos para el control, la prescripción y la distribución de medicamentos, sino también de nuevas y severas regulaciones a la industria alimenticia, especialmente la pecuaria, dado que en ella los antibióticos se han convertido en un insumo cada vez más socorrido.
Es necesario, por otra parte, concientizar a las poblaciones mediante campañas educativas sobre la improcedencia de recurrir a esos fármacos a menos que resulten verdaderamente indispensables para los procesos de curación.
De otra manera, el mundo terminará por perder un invaluable instrumento científico de lucha contra las infecciones y las consecuencias, por lo tanto, serán obligadamente desastrosas.