Ponemos nuevos lenguajes a disposición de comunidades excluidas, sostiene Nahui Twomey, curadora del laboratorio urbano
Sábado 16 de noviembre de 2019, p. 5
La Nana, Laboratorio Urbano de Arte Comprometido cumple 10 años este sábado. A partir de las 18 horas celebra con una exposición de artes vivas y una fiesta en el segundo Callejón de San Juan de Dios número 25, colonia Guerrero.
La conmemoración incluye una muestra de trabajos de 10 de los artistas más cercanos a esa iniciativa cultural y una convivencia entre creadores, comunidad y personas que han hecho aportes.
Los artistas y grupos invitados son Alejandro Ortiz, Antonio Basurto, Cecilia Lugo, Claudia Vázquez y Jaime Escobedo, Hernán del Riego, Lukas Avendaño, Mardonio Carballo, La Bomba Teatro, Jazzfalto y MaCMo.
El recinto ha adoptado ‘‘nuevos lenguajes de arte para ponerlos a disposición de comunidades históricamente excluidas, para que no sean sólo espectadoras de los procesos artísticos”, explica a La Jornada Nahui Twomey, curadora del espacio cultural. La Nana mantiene la idea del ‘‘arte para la trasformación social, para mejorar la convivencia de la comunidad y la no violencia” y desde este año incorpora ‘‘lenguajes contemporáneos”, apunta la también fotógrafa.
Este año ha sido difícil. ‘‘Comenzamos con un apagón de más de un mes y estuvimos a punto de cerrar. Salimos de ésa y después hubo una inundación. También fue complicado y eso nos llevó a salir de nuestra zona de confort, ir más a la calle, acercarnos más a las personas.”
En marzo pasado, el violonchelista de origen chino Yo-Yo Ma convivió con artistas y habitantes de la Ciudad de México en La Nana. El también antropólogo decidió esa visita por su interés en conocer las prácticas culturales comunitarias que ahí se desarrollan.
Programa pedagógico
Nahui Twomey menciona que ‘‘este 2019, a partir de que tenemos el apoyo del Patronato de Arte Contemporáneo, planteamos una serie de exposiciones de arte socialmente comprometido de artistas emergentes, acompañada de un programa pedagógico que pone estos lenguajes y herramientas a disposición de estas comunidades”.
En 10 años La Nana ha trabajado con unas 30 mil personas. Cada ‘‘trimestre atendemos a unas 300 en los talleres’’, y desarrolla su quehacer en el espacio público.
La curadora ejemplifica con La Bomba Teatro, colectivo de artistas de circo, teatro, acrobacia. Durante los últimos tres años han estado trabajando en La Nana, en un acuerdo de residencia e intercambio. Ellos tienen un espacio de creación y producción artística aquí y también ofrecen clases gratuitas de circo y teatro hacia la comunidad
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Uno de los momentos más importantes de esa colaboración, recuerda Twomey, fue tras el terremoto de septiembre de 2017. ‘‘Los niños del Centro Histórico en la mayoría perdieron escuelas o no podía regresar a clases. La Bomba Teatro nos apoyó y a la comunidad, ofreciendo un espacio seguro para los niños que pudieran estar juntos, recordarles que hay alegría, porque fue un momento terrible para toda la comunidad, que hasta la fecha lo agradece muchísimo”.
En 2009, a instancias del Consorcio Internacional Arte y Escuela, el antiguo Salón México se transformó en La Nana. La entonces directora de esa iniciativa social, Lucina Jiménez, sostuvo que la finalidad era ‘‘abrir cauces al desarrollo de nuevas formas de inteligencia, pensamiento crítico, autoestima, creatividad e innovación entre niños y jóvenes, especialmente, entre quienes tienen menores recursos y/o necesidades especiales”.