Barcelona. El Foro Internacional por la Construcción de la Paz en México se clausuró en Barcelona con el emplazamiento a tejer redes de solidaridad, a estrechar los vínculos entre la sociedad civil para luchar por la construcción de una paz duradera, que supere el panorama devastador que ha dejado en los pasados años la espiral de violencia en territorio mexicano. Nadie tiene la respuesta a problemas y preguntas tan complejas, concluyeron, pero para mirar hacia el futuro con esperanza hay que fortalecer el tejido social y el diálogo entre nosotros.

Después de tres días de intensas jornadas de reflexión, discusión y debate en torno a todas las aristas de la violencia en México, siempre con la mirada puesta en la construcción de la paz, se dio fin al primer seminario de estas características en Barcelona, en los que se puso énfasis en las víctimas de la violencia de la sociedad civil, en la impunidad que sigue imperando en el país –98 por ciento de los delitos sin esclarecer–, de que hay algunos sectores especialmente vulnerables a las amenazas y ataques, como los defensores de la tierra, los líderes indígenas y campesinos, los periodistas y un largo etcétera.

Mariana Mora, catedrática experta en derechos humanos y justicia explicó que “en estos 10 meses del nuevo gobierno van 10 líderes indígenas asesinados por defender sus tierras, sus casas… Esto nos hace preguntarnos qué se está modificando y qué está igual en la nueva administración en lo que se refiere a territorios de pueblos indígenas y afroamericanos. De momento parece que no se van a cancelar las concesiones a las empresas mineras”.

Precisamente una de las ideas recurrentes a lo largo de las jornadas de discusión fueron las expectativas que hay sobre el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el conjunto de la sociedad, especialmente en los sectores que han sufrido ataques y acoso en las pasadas décadas. La mayoría coincidieron en que hay un nuevo estilo, que se escuchan a los actores sociales y a las víctimas, que se presta atención a las alarmas que se desprenden de los diagnósticos e informes, pero también al día de hoy no se han producido avances destacados para resolver los problemas desde la raíz.

Guillermo Trejo, catedrático mexicano de la Universidad de Notre Dame, explicó que cuando se habla de justicia transicional es cuando existe una masividad de la violencia. Si no se hace nada vamos a terminar este sexenio con 200 mil muertos, que son las cifras en la guerra civil de Guatemala. En materia de desaparición forzada estamos muy por encima de Argentina y al nivel de Guatemala en esos años, que superaron los 40 mil desaparecidos. El reto de México es repensar, renombrar, entender los factores que están incubando este tipo de violencias. Casos como el de Guatemala, Colombia y México no están llevando a reinventar la justicia transicional.

Uno de los temas de discusión fue la función del periodismo en esta coyuntura difícil del país, en el que se coincidió que el periodismo independiente y valiente, que no se ata a poderes ajenos a la búsqueda de la verdad, ha sido vital para denunciar atropellos, como el que ocurrió hace cinco años en Ayotzinapa.

La profesora y escritora Guiomar Rovira explicó que la cultura mediática mexicana no es cualquiera, es postautoritaria, es un sistema liberal capturado de medios, en connivencia y servilismo al poder. Ha generado una dependencia muy grande entre política y periodismo. Pero de repente también aparece un periodismo independiente que se ve abocado a cubrir una realidad inefable, de violencia, muerte, desaparición y el dolor tan bestial que genera todo eso. Han abrazado el dolor, tocarlo, se han saltado el miedo y han contado todo lo que está pasando con un periodismo distinto, que da voz a la gente que lo necesita.

Daniela Pastrana, de la Red Periodistas de a pie, añadió que cada 20 horas hay algún tipo de ataque a un periodista en México. Y a eso hay que añadir la precarización laboral que ha dejado a más de dos mil comunicadores desempleados en los pasados dos años. Los periodistas hemos sido un grupo muy vulnerable, pero no el único en una sociedad tan fracturada.

Patricia Mayorga, una periodista de investigación de Chihuahua que vive desde 2016 en condición de desplazada, advirtió por su parte que los comunicadores de provincia hemos puesto el cuerpo, los muertos, la experiencia o la inexperiencia.