l ambiente económico del país no es el deseable, pero el estado de ánimo depende del cristal con que se mire. Así, el presidente López Obrador inyecta confianza y dice que vamos bien, aunque siempre van a cuestionar los que fracasaron con su política neoliberal. Pero hay otros, como la OCDE, que dicen lo contrario (la desaceleración en México es brusca).

En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, analiza la situación de la industria en el país, y de sus conclusiones se toman los siguientes pasajes. Va, pues.

La actividad industrial mexicana atraviesa por un momento complicado. Con las cifras de julio pasado suman nueve meses en los que su desempeño presenta una tasa de variación anual negativa. Una de las principales causas de la recesión industrial es el comportamiento desfavorable del sector de la construcción, cuyo dinamismo negativo se ha intensificado en los pasados tres meses ante una carencia importante de inversión tanto pública como privada.

Ante tal escenario, las manufacturas han quedado como el único componente de la industria de nuestro país que ha tenido resultados aceptables y será el único que impedirá caídas más abruptas en el desempeño general de la actividad industrial.

Desde 2013 el sector de la minería se vio inmerso en una racha de caídas en su desempeño económico que derivó en una crisis de la cual no ha podido salir hasta la fecha. A pesar de ello, la actividad industrial nacional había logrado compensar dicho comportamiento debido a que sus dos componentes principales –construcción y manufacturas– mantuvieron una evolución en promedio favorable.

Sin embargo, a mediados de 2018 el sector de la construcción comenzó a mostrar señales poco atractivas que derivaron en caídas significativas en su desempeño. Esta situación provocó que solamente el sector manufacturero mantuviera una tendencia positiva, limitando con ello el desarrollo general de la industria.

Durante los primeros siete meses de 2019 la actividad industrial registró un decremento de 1.8 por ciento, atribuible a que el sector secundario se quedó con un solo motor de crecimiento. La industria de la minería acumuló una caída de 7.7 por ciento, seguida la construcción (-4.5). En contraste, la generación de energía eléctrica y suministro de agua logró un crecimiento marginal de 0.3, mientras que las manufacturas acumularon un aumento de uno.

Para evitar el deterioro industrial se requiere destinar una cantidad importante de recursos para reactivar las actividades económicas. No obstante, lejos de presentarse un aumento lo que se aprecia es una contracción importante en las inversiones. En el primer semestre de 2019 la inversión fija bruta retrocedió 4.1 por ciento respecto a lo alcanzado en el mismo periodo de 2018.

Así, tendría que presentarse una mejoría en la inversión, aunque las expectativas del sector privado y el menor gasto en infraestructura del sector público permiten inferir que los niveles de inversión no presentarán una mejoría significativa para lo que resta del año.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, desde Xalapa, Veracruz: “hay que aplaudir la iniciativa y acciones del gobierno federal en contra del descarado robo de combustibles. Está pendiente el huachicol de los empresarios gaseros que distribuyen el producto LP en cilindros portátiles, utilizados por parte importante de los consumidores. Es común que los cilindros con contenido nominal de 20 kilogramos sólo los llenen en las plantas cargadoras con 18 kilogramos (10 por ciento de robo). Los usuarios lo vivimos cotidianamente, y los repartidores dicen que no es su culpa y dan a entender que hay un arreglo tácito entre empresarios, empleados llenadores de cilindros y verificadores/inspectores de la Profeco. Otro negocio de pingües ganancias silenciosas y en lo oscurito para unos pocos, con cargo al bolsillo de los consumidores. Hay que meter en cintura a estos atracadores” (Israel Velasco, [email protected]).

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