Sábado 31 de agosto de 2019, p. 34
La agricultura familiar deberá realizar una transformación radical
para enfrentar los efectos del cambio climático, las nuevas tecnologías y el aumento en la demanda alimentaria mundial, sostuvo Julio Berdegué, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En el lanzamiento regional del Decenio de la Agricultura Familiar, sostuvo que para mediados del siglo, América Latina y el Caribe estarán bajo un nuevo régimen climático
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Derivado de ello, millones de agricultores familiares verán afectadas, en algunos casos de manera radical, sus estrategias y sus medios de vida y sus sistemas productivos
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Acotó que se prevé que 40 por ciento
de la superficie total de la región “habrá alcanzado, o sobrepasado, el umbral de dos grados en los próximos 11 años.
En un mundo con más dos grados, que está a la vuelta de la esquina, simple y sencillamente no será posible practicar la agricultura tal y como lo hacemos hoy. Si no actuamos ya, la agricultura familiar enfrentará una situación que sólo puedo calificar de catastrófica
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Ante ello llamó a los gobiernos a que sus planes nacionales incluyan estrategias de transición climática para la agricultura familiar.
Añadió que aunado a lo anterior, en las próximas décadas habrá un explosivo aumento de la demanda de alimentos a escala global
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Dijo que América Latina y el Caribe produce sólo 13 por ciento de los alimentos del orbe, pero aporta 45 por ciento de las exportaciones netas globales de alimentos, muy por encima de cualquier otra región del mundo, más que Europa, más que Estados Unidos
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Para que la agricultura familiar participe de manera destacada en la respuesta regional a la importante expansión de la demanda global de alimentos, dijo el representante de la FAO que los países deben realizar inversiones, crear programas y políticas que permitan aumentar la participación de la agricultura familiar.
Sobre las nuevas tecnologías, dijo que éstas tienen el potencial de facilitar la sostenibilidad y resiliencia de la agricultura y los sistemas alimentarios. Citó un estudio del McKinsey Global Institute, que señala que 58 por ciento de los empleos en la agricultura latinoamericana tienen un alto potencial de ser automatizados.