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Salón Los Ángeles, patrimonio de la CDMX
 
Periódico La Jornada
Sábado 10 de agosto de 2019, p. a12

Bómboro quiñá quiñá
quiñá quiñá
el bómboro

El 2 de agosto de agosto de 1937 inició una era distintiva de la cultura mexicana: abrió sus puertas el Salón Los Ángeles. El señor Miguel Nieto Alcántara llevó a la duela reluciente a la mejor orquesta de aquel momento, la de Luis Alcaraz.

Quiero llegarte a tener,
en un atardecer,
de inquietud tropical.
Ven mi cadena de amor a romper,
a quitarme la pena de ser
prisionero del mar.

El 2 de agosto de 2019, don Miguel Nieto Applebaum encabezó el cumpleaños 82 de esta catedral laica. Llevó a las mejores orquestas de este momento.

Y llevas en tu alma
la virginal pureza
por eso es tu belleza
de místico candor

La Única Internacional Sonora Santanera cerró una noche mágica en el cumpleaños 82 del Salón Los Ángeles, hace una semana.

Ya los periodistas
lo saben
lo saben

Antecedió en proscenio la Orquesta de Pérez Prado, con sus saxofones distintivos y el aroma imperecedero del sonido creado por uno de los grandes innovadores musicales del siglo XX, conocido en círculos académicos, científicos y en su terminología no raída por la RAE, como El Carefoca.

Uno
dos
tres
cuatro
cinco
seis
siete
ocho
¡¡maaaaambooo!!!

La fiesta se inició a las seis de la tarde del viernes 2 de agosto y duró hasta las dos de la mañana del sábado 3 de agosto.

Sonora Dinamita. Héctor Infanzón y su combo de jazz. Son 14, de Cuba. La Nueva Nostalgia, completaron el programa de celebración.

La pista de baile era el paraíso.

Una muchacha se mecía, ojos cerrados, brazos al cielo, como si gozara en un rave. El tiempo detenido. El sonido a lo lejos. Cámara lenta a toda velocidad. Un óleo de Vermeer danzando.

Un anciano muy elegante caminaba entre el gentío. Ellos bailando, él ataviado con su atuendo de reportero clásico: traje sastre y el sombrero Scala Classico, también prototípico de los antiguos reporteros (como el Inspector Ardilla, o como Dick Tracy) y se desplazaba tomando video con su celular y emitiendo comentarios, cámaras y micrófono, como si estuviera transmitiendo en vivo.

Todo era solfa, sudor y júbilo.

El orangután
y la orangutana
el orangután
y la orangutana

En el escenario, la Santísima Santanera oficiaba el ritual por encima de miles de cabezas, brazos, torsos, todo en movimiento.

Auch, perdón.

Señorita, me pisó.

El Salón Los Ángeles es el centro cultural que mayores frutos ha rendido en sus ocho décadas a la sociedad.

El Palacio de Bellas Artes fue inaugurado el 29 de septiembre de 1934 por el presidente Abelardo L. Rodríguez, con La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón.

Foto
▲ El Salón Los Ángeles, catedral laica, celebra 82 años de una historia habitada por pachucos, rumberos, dazoneros e infinidad de invitados de ese recinto ubicado en la colonia Guerrero, en la Ciudad de México.Foto Luis Castillo

Pero no fue hasta tres años después, el 2 de agosto de 1937, cuando el pueblo de México encontró por fin el palacio de su identidad, la catedral de sus sueños cumplidos, la meca de sus pasos, la se-ña cabal de su identidad: el Salón Los Ángeles.

Miguel Nieto ha creado en ese cen-tro cultural atmósferas insólitas, que no cumplen por cierto las instituciones culturales que pagamos con nuestros impuestos.

Ahí presentaron su primera gran exposición los pintores Marisa Lara y Arturo Guerrero, en 1987, Ídolos del pueblo, con éxito fenomenal, y luego repitieron, en 2012, con una muestra amadrinada nada menos que por Tongolele. Porque los muros, los pasillos, la pista de Los Ángeles hacen eco de las expresiones artísticas que buscan foro; se realizan actividades culturales que involucran a la gente de a deveras: al barrio, a los intelectuales, a todos aquellos dispuestos a vivir experiencias creativas que no encuentran en otro lugar.

El Salón Los Ángeles es un tesoro cultural con todas las posibilidades abiertas para el desarrollo que tanto necesita nuestra sociedad. La importancia que tiene para la gente, para el barrio, para la identidad, para la historia de la ciudad, para la cultura mexicana, amerita reconocimiento: un reconocimiento que se le ha escatimado.

Los gobiernos sucesivos han sido mezquinos, ingratos, malagradecidos. Groseros. Se han servido del Salón Los Ángeles, se han aprovechado de él. La izquierda mexicana también.

No solamente miran de soslayo al Salón Los Ángeles, si pueden, sacan raja.

Es el momento de agradecer, corresponder. Hay un creciente descontento pero al mismo tiempo esperanza.

El acoso contra el Salón Los Ángeles hace pensar en su desaparición, entre los imparables procesos de gentrificación y el desdén de las autoridades.

Miguel Nieto, dueño del Salón Los Ángeles y noble activista cultural, ha declarado recientemente a La Jornada que está dispuesto a dar la batalla.

Luchemos junto a él.

Este es un llamado a las autoridades federales y locales para que acudan al rescate de uno de los mayores bienes culturales del país, el Salón Los Ángeles.

Póngase a trabajar. Póngase de acuerdo. Ustedes verán de qué manera, pero he aquí la propuesta:

Declarar al Salón Los Ángeles como Patrimonio Cultural de la Ciudad de México.

Si así lo hicieren, que la sociedad les agradezca.

Larga vida al Salón Los Ángeles.

[email protected]