Mediante 32 cuadros el artista rinde homenaje y salda una deuda ‘‘con Francisco Rojo Lluch, quien arribó a México como asilado político en 1939’’, explica en entrevista con La Jornada // Abrirá exposición el día 15 en la nueva galería de El Colegio Nacional
Viernes 9 de agosto de 2019, p. 3
El artista Vicente Rojo (Barcelona, 1932) rinde homenaje a su padre, quien arribó a México como asilado político. Para ello recrea e imagina a manera de bitácora mediante 32 cuadros, de 30 por 30 centímetros, el periplo de su progenitor para llegar al país que le dio una nueva oportunidad de vida.
La exposición Vicente Rojo: 80 años después. Cuaderno de viaje de Francisco Rojo Lluch en el vapor Ipanema, Burdeos-Veracruz, junio-julio de 1939 será inaugurada el jueves 15 en la nueva galería de El Colegio Nacional, dentro del ciclo Legado del Exilio Español, que se efectuará del lunes 12 al viernes 16.
En entrevista con La Jornada, Rojo, quien llegó a México en 1949 con su madre, siempre sintió que tenía una deuda con su padre, de modo que para esa muestra trató de ‘‘idear como si él hubiera llevado un cuaderno de viaje. Por fortuna se puede consultar en Internet el diario de a bordo del Ipanema –el segundo barco en transportar refugiados españoles a México–, por eso todos los cuadros son del mismo formato a manera de páginas de un diario”.
Respeto a mi elección por el arte
La exposición le viene ‘‘muy bien” a Vicente Rojo porque le ha permitido abordar la estrecha relación con su padre: ‘‘Él era un ingeniero de muy alto nivel. Prácticamente lo conocí al llegar aquí a los 17 años. Para entonces él sabía de mi vocación curiosa de dibujar y mi deseo de aprender a pintar, que respetó. Sin embargo, siempre sentí que él como ingeniero y hombre de ciencia dudaba un poco de que pudiera mantenerme, lo que resulta lógico en muchos de los casos de los padres y madres cuando los hijos escogen oficios que no les parecen rentables, por decirlo de alguna manera.
‘‘Esa fue mi relación y es lo que quiero ofrecerle a los 80 años de su llegada aquí y 70 de haberlo conocido. Este homenaje incluye un reconocimiento a todo lo que hizo por todos nosotros, su esposa y sus hijos. La galería que inaugura El Colegio Nacional, que pretende ampliarla, de momento quedó muy íntima y va muy bien para este proyecto mío.”
La mayoría de los cuadros son creaciones de Vicente Rojo; sin embargo, reproduce tres páginas del diario de a bordo que hablan de la travesía –dos cuando sale el vapor de Burdeos y uno cuando llega a Veracruz–, escrito por el dirigente de los refugiados españoles.
Al zarpar, el Ipanema ‘‘baja hacia Galicia, donde los gallegos se despiden de su terruño. Hay un texto en gallego al respecto. También pasa por Finisterre, el punto más cercano de Latinoamérica a España. Más adelante hay una convocatoria de la dirección del diario de a bordo a los catalanes para que hagan un coro. Luego hay una serie de referencias a los lugares donde va parando porque hay una avería ligera y el capitán decide arreglarla en la isla de Martinica. Entonces, tengo un mapa de Martinica y el texto explicativo del capitán. Luego, éste escribe que ya ve a México por un faro que hay un poco abandonado en Campeche, posteriormente la llegada a Veracruz”.
Collages, técnicas mixtas y fotografías
Aunque esos collages, técnicas mixtas y fotografías que articulan la exposición Vicente Rojo: 80 años después... se basan en el diario de a bordo, el artista ha inventado ‘‘un mar bravo y otro tranquilo. Hay una Luna llena y una lluvia de estrellas. También he ideado una vista nocturna de unos aviones que andan averiguando qué pasa, porque iba a empezar la Segunda Guerra Mundial. He inventado la llegada a Veracruz y su playa. He incluido un dibujo del centro de Veracruz que hizo Miguel Prieto dos años después. He imaginado el equipaje de mi padre en el que incluyo una foto de mi madre. También está la ficha real de mi padre en el barco, pues consulté la lista de los 998 refugiados que llegaron, así como su documento migratorio con su calidad de asilado político”.
Esta combinación de ‘‘cosas reales” con obra original es una especie de autorretrato del propio Vicente Rojo. Al llegar a México Rojo Lluch, como era experto en centrales eléctricas, fue enviado a Coahuila, ‘‘entre Torreón y Gómez Palacio”, donde permaneció hasta que llegaron dos de sus cuatro hijos, mismos que reclamó terminada la Segunda Guerra Mundial. Ya con ‘‘familia” se trasladó a la Ciudad de México. Papeles iban y venían, ‘‘además, el franquismo no dejaba salir a nadie. Había que ir a la policía a pedir permiso. Tuve que solicitarlo al servicio militar y declarar que regresaría a cumplir con ello, aunque sabía que nunca volvería a hacerlo”.
La muestra Vicente Rojo: 80 años después. Cuaderno de viaje de Francisco Rojo Lluch en el vapor Ipanema, Burdeos-Veracruz, junio-julio de 1939 será inaugurada el 15 de agosto a las 18 horas en El Colegio Nacional (Donceles 104, Centro Histórico). Concluirá en octubre.