Economía enferma // Motores apagados
a economía mexicana mantiene la inercia heredada por los seis gobiernos neoliberales y así se quedará si el nuevo régimen no da un golpe de timón que permita su despegue. A lo largo de 36 años de reformas y modernizaciones, el beneficio fue un crecimiento promedio de 2 por ciento, distribuido inequitativamente entre la población, porque el verdadero filón de oro fue para la casta divina político-empresarial.
Ahora esa casta pone el grito en el cielo, dejando a un lado, cómodamente, que ella fue la causante del desastre económico que heredó al nuevo régimen. Como bien advierte el Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Industrial (IDIC), de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes, los motores de la economía nacional están apagados, decisión que seguramente fue tomada antes de julio de 2018, pero que deberá ser cuidadosamente evaluada en las semanas por venir: frenar los motores del crecimiento puede tener una implicación socioeconómica que no estaba contemplada por el gobierno de México
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La economía nacional no crecerá el 2 por ciento estimado oficialmente, ni probablemente, desde la perspectiva del IDIC, llegará a más de 0.8 por ciento (proporción similar a la del primer año de gobierno de Peña Nieto).
La contracción del gasto e inversión públicos representó uno de los elementos estructurales de la política económica para el 2019, pero sólo es la punta del iceberg. El ajuste en las finanzas públicas se instrumenta como parte de la lucha contra la corrupción, pero también representa el primer paso para el rediseño institucional que la 4-T implementará.
Realizar un ajuste ordenado de la administración pública tardaría años, y para ello se habría tenido que apostar por una transición y no por la transformación. Los resultados de la primera opción habrían llegado en los sexenios posteriores a 2024. Por ello se tomó la decisión de dejar el crecimiento económico en segundo plano y priorizan los ejes político y social.
El inconveniente es que ello se basaba en una prospectiva optimista que es contradictoria con el análisis oficial del fracaso del modelo neoliberal: se afirma (correctamente) que el modelo colapsó, pero se confió en que podría crecer hasta 2.5 por ciento en 2019.
El problema es que la reducción de la inversión pública (-16.4 por ciento hasta mayo) desarticuló el sector de la construcción a nivel nacional. Apagar el motor de crecimiento del gasto público se vinculó con otras 50 ramas de la economía que dependen de su desempeño.
La 4-T centró su atención en mantener finanzas públicas contablemente sanas, pero dejó de observar la fragilidad del PIB mexicano: los Criterios Generales de Política Económica presentaron un escenario optimista de crecimiento (2 por ciento), porque obviaron la inercia negativa de la inversión pública y privada.
A lo largo del sexenio de Enrique Peña Nieto la inversión fue minada y por ello heredó a la 4-T una economía enferma: la austeridad aplicada por la actual administración no causó la debilidad, pero sí la exacerbó.
La caída del gasto gubernamental y de la producción industrial llegaron rápidamente a un mercado laboral estructuralmente precarizado (análisis dejado de lado) y, con ello, al consumo privado: los hogares mexicanos requieren un ingreso superior al que les puede dar la estrategia de asistencia social. Además, se sobrestimó el beneficio del alza al salario mínimo.
Para el Presidente, la prioridad es garantizar el alineamiento institucional a lo que considera estratégico: la construcción de nuevos paradigmas y un marco legal acorde con su perspectiva de reconstrucción del país. No obstante, apagar los motores del crecimiento representará un duro escollo para la maduración de su proyecto.
Las rebanadas del pastel
De AMLO con amor: estas corredurías, la prensa financiera internacional y nacional fueron alcahuetes de la política de saqueo que padeció México en los últimos años; guardaron silencio cómplice, nunca denunciaban, se hicieron de la vista gorda y ahora son los más tenaces críticos de nuestra política
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