En México no hace falta una Constitución moral como la que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador, porque la Constitución política ya contiene principios y valores morales que deben ser respetados, de acuerdo con investigadores universitarios.

Mariana Molina Fuentes, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló ayer que él propone enfrentar problemas como la corrupción y la violencia a través de la regeneración de los lazos sociales orientada a través de una Constitución moral.

El problema es que no existe una definición clara sobre qué es la laicidad y el Estado laico, aseguró en el foro Reflexiones sobre el Estado laico en la coyuntura actual, celebrado en el IIJ. Puntualizó que el Estado laico no es anticlerical ni antirreligioso, como suele pensarse, sino que se refiere sólo a aquel tipo de Estado que es autónomo de instituciones y creencias doctrinarias.

Señaló que el esfuerzo del gobierno es loable, pero la forma de llevarlo a cabo es rotundamente equivocada. Consideró que al Estado corresponde fomentar una cultura cívica a través de la laicidad, pero no documentos de corte moral.

Contra Constitución moral

La discusión en torno a la Constitución moral ha empezado de forma equivocada porque se partió de la Cartilla Moral; ésta sí tiene aspectos religiosos y espirituales que van en detrimento del Estado laico, expresó.

Gustavo Ortiz Millán, académico del Instituto de Investigaciones Filosóficas, dijo que la Constitución política engloba valores morales y la nueva se traslaparía. Ésta parte de la idea de que los mexicanos comparten una amplia base de principios morales, pero son pocos los valores morales compartidos por todos.