claro que no pertenezco o tengo afiliación alguna a partidos políticos. Mis aportaciones son de estadística y análisis basado en mi experiencia de ingeniero en la industria de la energía, así como en economía para la planeación, diseño y operación (campo) en proyectos de esta índole.
En Mexico ahora está en discusión si es una buena idea el negocio de la trasformación de los hidrocarburos ante la falta de dinero para incrementar la producción. La realidad es que debemos comprender si tendremos una producción de hidrocarburos suficiente para cubrir la demanda interna y no perder el negocio de la exportación.La construcción de una refinería nueva en México: ¿Es realmente necesaria, sí o no?, la respuesta es sí. Pero debería ser en coparticipación con empresarios privados que puedan asumir parte de los riesgos como tener la materia prima suficiente para refinar y tener refinerías pequeñas estratégicas en puntos de alto consumo o con falta de infraestructura de distribución.
Hay un presupuesto para reparar las actuales refinerías; pero el dinero es el suficiente
para tener en uso más de 80 por ciento de la capacidad de destilación primaria que tenemos actualmente. En la realidad no sabemos si el dinero cubrirá lo que requerimos. Es importante esclarecer que un diagnóstico en una planta está en función del proceso que más requiere inversión, ligado a establecer que el cambio a realizar podrá incrementar el volumen de productos y con ello tener en forma rápida el retorno del CAPEX (inversiones en bienes de capital), dada la rentabilidad de las ventas.
Recordemos que cada dinero invertido significa tener un incremento en la vida útil de una planta, instalación o cadena de productividad, invertir debe tener como resultado una extensión mayor de vida útil con relación a lo programado en tiempo de retorno de la inversión. Si inviertes, la vida útil debe aumentar y si no es así, no inviertas porque saldrá más caro el mantenimiento.
La industria de hidrocarburo, la transformación/distribución/comercialización depende mucho del tipo de mercado disponible y su crecimiento. México es un mercado atractivo por el alto consumo de petrolíferos que tienen que ser almacenados e inventariados para la distribución a lo largo del país para comercializarse en cada mercado que así lo requiera. Actualmente tenemos un problema de un mercado monopólico y en una línea delgada del tipo oligopólico, debido a que la empresa productiva del Estado: la única que importa, transporta, almacena, distribuye, tiene una infraestructura de logística dada y es la que más comercializa los petrolíferos en el país, siendo empresas privadas las que aprovechan esta ventana radical del total de riesgo absorbido por Pemex.
En México, un ciudadano utiliza entre 40 y 70 por ciento de su flujo de efectivo para pagar en energía para la vida cotidiana que incluye desde el hogar, transportar y en el lugar de trabajo.
Las calificadoras no cuestionan si la refinería es buen negocio o no. Hay una tergiversación de una realidad operativa de la estrategia energética del país, la cual dependerá de la política en la materia que dictaminemos en conjunto con el mercado y basados en el plan de largo plazo (que no hay). Las financieras están cuestionando la forma en que se ha gastado el dinero proveniente de bonos o préstamos por parte de Pemex, al no ser utilizados para la extracción de hidrocarburos, para el mantenimiento o para el incremento de la producción. Los dineros que están en la deuda fueron justificados ante los mercados financieros para producir crudo. Al tener un mayor volumen de hidrocarburo y precios del barril por arriba de los costos de producción, debió emplearse una parte para incrementar la infraestructura de la industria de hidrocarburos monopólico que por muchas décadas tuvo la empresa productiva del Estado y a la que se obligó, al mismo tiempo, a asumir todos los riesgos operativos de la cadena de hidrocarburos, dando a pie a que extrajéramos una mayor cantidad, pero sin saber para qué usar el barril de crudo en superficie y discriminando el negocio del gas.
Ahora que no tenemos caída progresiva en el crudo/gas y la infraestructura que tenemos no satisface al mercado (por obsoleta e insuficiente) dando lugar a que nuevamente queramos que Pemex asuma todos los riesgos operativos, financieros, sociales y políticos energéticos, cuando debería haber un balance 40/60 entre la petrolera y los privados.
La Comisión Reguladora de Energía ayuda a controlar que no existan monopolios mercantiles al otorgar permisos en conjunto con la Secretaría de Energía en la cadena de valor de la industria. Pemex no es el que pone las normas del mercado, leyes mercantiles, normatividades, procesos, protocolos en seguridad, medio ambiente o regulaciones. Antes lo hacía en forma unilateral y hoy, ante un mercado abierto, no puede ser juez y parte, sino adaptarse a lo que el mercado dictamina con el único sentido que disminuya su riesgo dentro del mercado. Para qué queremos un Pemex que asuma todos los riesgos cuando puede repartirlos en una coyuntura de eludir contraer deuda por decisión de la empresa o por la limitante prospectiva crediticia.
* Analista/asesor en energía y economía
Fuentes: Sener/Pemex/CNH