Vértigo
Jared Kushner, yerno de Trump, en la picota: negocios espurios en Israel
Pacto
Rusia se deshace de los perros
Begonia caracol
Éxitos, exitismo y fracasos deliberados
as cifras son elocuentes: mientras 37 por ciento de los hombres no indígenas vive en pobreza en México, dicha condición alcanza a 88 de cada 100 mujeres indígenas, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) para 2016. Como se puso de relieve durante el foro Empoderar a las mujeres indígenas para erradicar el hambre y la malnutrición en América Latina y el Caribe, esta circunstancia se replica en todos los países con presencia de grupos autóctonos y genera condiciones de triple exclusión en el acceso a todo tipo de bienes y servicios, por su calidad de mujeres, indígenas y pobres.
¿A quién beneficia el crecimiento económico de México?
egún cifras del Banco Mundial, la economía mexicana creció 1.9 por ciento en 2017. Muchos se preguntarán a dónde fue a parar dicho crecimiento y por qué éste no se refleja en los bolsillos ni en el bienestar de las mayorías. La razón es simple: el crecimiento económico sólo sirve en el sistema capitalista a los grupos de la oligarquía local y trasnacional, también en cierta medida al grupo en el poder. Así ha sido el crecimiento económico desde el inicio del periodo en que el neoliberalismo fue implantado por los tecnócratas del mal gobierno, de 30 años a la fecha. Tiempo atrás, cuando había un Estado interventor de la economía, el crecimiento del producto interno bruto era mayor y su distribución era más o menos visible en las familias mexicanas.
n al menos un aspecto los brasileños no pueden quejarse de su presidente: Michel Temer no deja de sorprender.
a derrota del Emirato Islámico (Daesh) por la coalición ruso-kurda-siria cambió toda la situación en el Cercano Oriente y puso a todas las piezas en movimiento y Estados Unidos, que había intentado rehacer los equilibrios locales con la habilidad de un elefante en una cristalería, logró exactamente lo opuesto de lo que quería.
e dónde debería partir el debate entre partidos y candidatos, opinadores y organizaciones de la sociedad civil, a que convoca la sucesión presidencial? En primer término del reconocimiento expreso, claro y comprometido de que en efecto nos hace falta debatir y que nuestros órganos colegiados representativos, el y los congresos, no nos han ofrecido ni los prolegómenos de tal encuentro.
a producción de petróleo crudo (líquido) de México alcanzó su mayor valor en 2003, con 3.38 millones de barriles diarios (mbd). En el primer año completo del actual gobierno, ya era de 2.52 mbd. En 2016 pasó a ser de sólo 2.15 millones, y en 2017, hasta noviembre, de 1.96 mbd. En este último mes, ya fue sólo 1.87 mbd. Es 55 por ciento, casi la mitad del valor más alto.
a son como ocho veces que la izquierda llega al final de la campaña electoral con posibilidades de ganar en México, y casi gana. Le han quitado varias veces el triunfo con fraude. El Estado-partido del PRI ha sobrevivido a dos mandatos fuera de la presidencia, pero ha retornado. Y aunque ha fracasado como gobierno, se ha debilitado con ello, mantiene el poder de imponer resultados a fuerza, como la elección del gobierno del estado de México lo ha demostrado.
ace un lustro escribimos acerca de la inauguración de dos palacios que acababan de tener importantes remodelaciones y estrenaban nuevos usos. A partir de que se iniciaron los programas de revitalización del Centro Histórico, hace alrededor de tres décadas, hemos visto varios casos semejantes; por desgracia no todos han sido exitosos y las valiosas edificaciones han vuelto a deteriorarse.
e interesa el lenguaje, la corrección de su uso; me interesan las lenguas, sus diferentes orígenes, evoluciones, enriquecimientos, empobrecimientos; me interesan las palabras, sus significados, sus usos, sus tropiezos, sus aciertos. Para un escritor estos intereses son naturales; para quien nace con la inclinación de escribir, son congénitos.
na reivindicación poética de las minorías sociales. Después de la sugerente secuencia de los créditos iniciales, donde aparece todo un mundo doméstico invadido por el agua, como si se tratara de los interiores de un transatlántico olvidado en el fondo de un océano o de un remolino de objetos familiares devastados por una catástrofe natural, el realizador Guillermo del Toro propone lo que posiblemente sea la alegoría más contundente y políticamente relevante de lo que hasta la fecha ha filmado. La forma del agua es, más allá de su evidente tributo al cine de horror de los años 50, y del deleite de revivir, de un modo gozoso, el encanto para muchos ya obsoleto de las comedias musicales de esa misma época, un vigoroso alegato en favor de la tolerancia y del respeto a las minorías (étnicas y sexuales, y también a las mujeres, esa inmensa minoría social –la mitad de la población global– todavía hoy agraviada por una prepotencia masculina). Además de todo ello, la joven Eliza (Sally Hawkins), su protagonista femenina –vale decir, el pulso mismo de la cinta– aparece aquí privada de la palabra, capaz de comunicarse únicamente a través de un lenguaje de señas, pero sobre todo mediante una imaginación floreciente y maliciosa que muy pronto derribará cualquier prejuicio social sobre su vulnerabilidad de discapacitada. Guillermo del Toro imagina para ella, en una aventura muy ágil y cautivadora, toda una odisea de la recuperación de una autoestima hasta entonces ignorada, por los demás y por ella misma, así como de una sensualidad tan tardía como exuberante, y la fuerza necesaria para doblegar la férrea voluntad de Strickland (Michael Shannon), el villano de la historia, un pobre diablo misógino y homófobo, jefe de la seguridad en un centro de investigación científica, empeñado en torturar a una creatura anfibia con forma humana, descubierta en la selva amazónica y sometida a una experimentación inclemente.