PRD: tres candidatos, escasos simpatizantes
76% dice que no votaría por este partido
Su declive en la Ciudad de México
22 de diciembre
Cuba: con todo y Trump
Más planes de inversión
¿Para qué más enemigos?
El candidato único
Seguridad interior: la tiranía anunciada
Estudios Churubusco y el rincón de su historia
Radio Chopo está de regreso
n el marco de una sociedad democrática no cabe calificar si no como desfiguro y atropello el proceso de aprobación de la Ley de Seguridad Interior que llevaron a cabo ambas cámaras del Congreso entre la tarde del jueves y la mañana de ayer. En efecto, resulta incomprensible que una legislación con tales alcances fuera votada sin admitir la discusión de una sola de las reservas planteadas por grupos parlamentarios opositores, e ignorando de manera ominosa las observaciones de expertos, organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales, rectores de algunas de las universidades más importantes del país, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y, lo más grave, a las propias víctimas de la violencia.
¿Qué otra prueba quiere CFE?
e permito precisar que con respecto a la supuesta aclaración de la CFE, de José Luis Leyva, su coordinador de información
, está todo notariado; después del accidente se notarió que los cables estaban pelones, sin recubrimientos. A los pocos días fueron a recubrirlos del aislante naranja, también está notariado y con fotos, y a los otros días fueron a alejarlos más del balcón, tal y como se encuentran hoy en día. Si los cables hubieran estado cubiertos mi hijo no se hubiera casi muerto y no se hubiera quemado 70 por ciento del cuerpo, y sí, estuvimos en la Procuraduría General de la República en la mesa de conciliación con su apoderada legal, la licenciada Perla Liliana Márquez Arredondo, quien nos dijo que hasta que no probemos que es culpa de la CFE ellos no pagan nada. ¡¿Más pruebas que el cuerpo quemado de mi hijo?! Si fuera el hijo del señor Leyva, ¿qué no hubiera hecho?
a hubo indicios en marzo de este año, con la profusión mediática de cuestionamientos a la continuidad del juzgamiento a los genocidas argentinos, de la mano de la defensa de la legitimidad de la represión ante quienes vulneran el orden
. Parecía una discusión sobre el pasado, pero no lo era. Se buscaba quebrar un consenso construido desde 1983: la no aceptación de la represión abierta ante la protesta social.
l 17 de abril 2015, Pemex (con el director Emilio Lozoya) contrató a MediAccess –con mil 200 millones de pesos– para que prestara servicios, en su propia red privada, a 108 mil asegurados de 90 ciudades. MediAccess facturaría los cobros con una cuota de administración extra: 125 pesos mensuales por derechohabiente, así como un premio por eficiencia
de hasta 33 por ciento de los ahorros que alcanzara. El costo anual por cotizante podría disminuir hasta los 11 mil pesos. Pero, ¿a qué costo? ¿Siquiera evaluó Lozoya entregar al IMSS y no privatizar en MediAccess la red Pemex?
n el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria OP, AC se apuesta diariamente por la transformación de situaciones que representan un obstáculo para un desarrollo equitativo y sustentable, y vulneran estructuralmente los derechos de personas y pueblos. Se trata de una historia de trabajo colectivo de más de tres décadas –para este 2017, 33 años–, en los que se ha cimentado el compromiso por transformar esta realidad y trabajar contra toda forma de opresión. Por luchar junto a aquellas personas que han sido vulneradas históricamente, y por estar con las y los pobres de la tierra, aprendiendo de ellos y entendiendo cómo, al formar parte de las luchas de los demás, también nosotros luchamos de forma cotidiana por nuestra propia vida digna.
principios de 2007, Felipe Calderón, el presidente que nunca convenció de que había ganado efectivamente los comicios del año anterior, emprendió una cruzada contra las organizaciones del crimen organizado. Las tropas del Ejército fueron enviadas a los más disímbolos rincones del país para combatir a los cárteles que proliferaban desde tiempo atrás. En la retórica de Los Pinos, la estrategia recibió el nombre de guerra contra el narcotráfico
. Seis años después, los resultados eran desoladores. Decenas de miles de muertos, más de 25 mil desaparecidos, poblaciones y regiones enteras devastadas. Una guerra fallida en la mayor parte de sus frentes. Pero no sólo eso. En 2012, la intensidad que había cobrado la violencia no sólo no había disminuido, sino que se había acrecentado. La acción del Ejército devino una aporía, y trajo consigo las consecuencias políticas de una cruzada que se antojaba cada vez más a una guerra civil –o, mejor dicho, incivil: cancelación de las garantías individuales en vastas zonas del país; huida de poblaciones hacia las ciudades o, en su extremo, en dirección de la frontera norte; prácticas de guerra ejercidas sobre miles y miles de civiles. En suma: un estado de excepción que se prolongó a lo largo de todo el sexenio.
l tablero político está casi despejado. Falta por saber cuántos candidatos independientes a la Presidencia de la República alcanzarán su registro. Deseo vehementemente que lo logré Marichuy, porque importa, y mucho, que ese segmento del pueblo mexicano, indígenas, pueblos originarios, tengan expresión política institucional.
i algo supera la mediocridad de la pueril y delictiva declaración de Donald Trump de que Jerusalén es la capital de Israel, fue la deplorable respuesta de los estados musulmanes. Allí en Estambul se reunieron esta semana todos esos ancianos cansados a quienes hemos escuchado durante tantos años, ninguno más triste o desolado que el decrépito e inútil presidente de Palestina, Mahmoud Abbas.
l Ejército y en general las fuerzas armadas son necesarias, tienen funciones importantes frente a desastres y en casos extremos, sólo previa suspensión de garantías conforme a la ley, pero como sus mismos jefes lo han reconocido, su función no es de vigilancia ni investigar delitos.
as evidencias son claras y contundentes, así que no hay por qué negarlo: más que una simple película, Coco (Lee Unkrich, 2017) es, o se ha vuelto, un fenómeno. Lo que a primera vista no pasa de ser un producto más de la eficaz empresa de animación Pixar-Disney ha trascendido su vida, necesariamente efímera, en la pantalla, para incidir de manera más amplia en nuestro entorno social y cultural. Y, hay que decirlo claramente, no necesariamente para bien.