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Realizan el simposio La memoria encendida en honor del polígrafo mexicano

Encomian las proporciones gigantescas de la poesía de José Emilio Pacheco

Dos palabras compendian la lectura de sus poemas: desasosiego y descorazonamiento, definió Marco Antonio Campos en la primera mesa del encuentro en El Colegio Nacional

 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de junio de 2015, p. 5

José Emilio Pacheco, su cercanía con los lectores, sobre todo con los jóvenes. Su generosidad como persona y como escritor. Su poesía como tema central de la primera mesa del simposio José Emilio Pacheco: la memoria encendida (1939-2014) que la noche del martes se inició en el Aula Magna de El Colegio Nacional, institución de la que formó parte el autor de Las batallas en el desierto.

Antes de la primera mesa se se develó un cuadro con la figura del Premio Cervantes de 2009, realizado por la artista Lucinda Urrusti, que ahora estará en la galería de la institución.

Ahí estuvieron el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles; el escritor, y organizador del simposio, Juan Villoro, y el presidente de El Colegio Nacional, Enrique Krauze, así como la periodista Cristina Pacheco, viuda del poeta, y sus hijas Laura Emilia y Cecilia Pacheco.

También se proyectó un video en el que amigos recordaron a José Emilio: Elena Poniatowska y Jaime Labastida, entre otros.

La poesía, un diálogo con el otro

En la primera mesa de análisis, dedicada a la poesía de Pacheco, participaron Marco Antonio Campos, Luis García Montero, Darío Jaramillo Agudelo, Vicente Quirarte y, como moderador, el poeta y editor Marcelo Uribe, quien señaló que la creación de José Emilio “tiene proporciones gigantescas, cada lector adopta una versión distinta de la obra. Algunos entraron (a su literatura) por Inventario, Las batallas... o por su poesía y cada lector lo ha hecho de un modo íntimo”.

El primero en hablar fue el poeta, narrador, ensayista y traductor Marco Antonio Campos, quien recordó la obsesión por el lenguaje que tenía José Emilio Pacheco (fallecido el 26 de enero de 2014). “En sus poemas siempre hay una idea y una narración, eso de que la poesía no deba contar nada, como creyeron muchos en el siglo XX, es idea de ellos, porque durante 40 siglos la poesía siempre contó algo.

“Desde No me preguntes cómo pasa el tiempo, es decir, desde 1969, siempre hay en el poeta una idea base o, si se quiere, más de una idea; siempre cuenta algo contra las pirotecnias y los fuegos fatuos de las vanguardias; contra el hermetismo, contra un barroquismo que separa al autor del lector, él apostó por una poesía legible pero con un secreto, algo que quedara oscuro incluso para el poeta”. Y finalizó: Dos palabras compendian la lectura de sus poemas: desasosiego y descorazonamiento.

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José Emilio Pacheco (1939-2014), en un cuadro de la pintora Lucinda Urrusti, el cual fue develado el martes y ahora se encuentra en la galería de El Colegio NacionalFoto Ericka Montaño

El poeta español Luis García Montero señaló que la poética de José Emilio Pacheco tiene dos ejes claros: Su poesía habla de un sentimiento cósmico, del fluir del tiempo, que camina hacia la nada, y que como no encuentra nada gira en un retorno para volver a repetir su rueda hacia la nada, este mundo toma consciencia de él mismo cuando se instala en la pérdida, en la consciencia del fluir del tiempo.

En su poesía hay un diálogo permanente con la muerte, la violencia como estado natural, el juego de la vida y de la muerte es inevitable, la responsabilidad del ser humano, y la culpa, el pecado original, el origen al que se vuelve. Otras claves que destacó son la memoria, el deseo de capturar el instante, lo nombre para que permanezca dentro del ámbito de la experiencia humana aunque esté destinado a desaparecer, convivir con la memoria ante lo que se destruye.

Darío Jaramillo, de Colombia, tituló su discurso Los poetas heterónimos de José Emilio, que resultó un descubrimiento: los cinco principales seudónimos que utilizó Pacheco, entre ellos Julián Hernández y Fernando Tejada, tienen como denominador común que fueron heterodoxos españoles, y tuvieron una biografía real y otra inventada por JEP, iniciales con las que firmó otros textos.

Vicente Quirarte, escritor y ensayista, recordó que la de Pacheco fue una erudición jamás ofensiva, una inocencia tan poderosa como su experiencia y siempre creyó que la poesía es un diálogo con el otro.

El simposio continúa hoy y estará dedicado a la narrativa, el 30 de junio es Ensayo, periodismo, inventario, y el primero de julio José Emilio en El Colegio Nacional. Todas las sesiones son a las 19 horas en Donceles 104, Centro Histórico.