jornada


letraese

Número 214
Jueves 1 de Mayo
de 2014



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Alain Guiraudie

Políticamente incorrecto

El realizador francés Alain Guiraudie cuenta con una filmografía de diez títulos, nueve sin estreno en México. El extraño del lago obtuvo el premio al mejor director en el Festival de Cannes en 2013 y una estupenda recepción internacional. En México, el pasado Festival Internacional de Cine de la UNAM dedicó al cineasta una retrospectiva. Se trata, junto con Francois Ozon y el quebequense Xavier Dolan, de una de las voces más destacadas del cine de la diversidad sexual.

En sus películas anteriores había una combinación de géneros y circunstancias históricas, espaciales o generacionales. Estas dislocaciones parecían ser una patente suya. En El extraño del lago surge un relato clásico que respeta las unidades de tiempo, lugar y acción. ¿A qué responde esta apuesta?
Es un regreso a lo que hacía al principio, un escenario único en que aparecen muy pocos personajes. En algún momento hice varias películas en escenarios muy distintos y siempre terminaba frustrado. Por ello regresé a algo más clásico. De algún modo regresaba a la tragedia griega, que nunca dejaba de leer. Me dije entonces que ya era tiempo de volver la mirada a lo que para mí era fundamental.

En El extraño del lago estamos en medio del ghetto del ligue gay en espacios abiertos. Es todo un cambio respecto a sus cintas previas.
Finalmente era necesario hacerle frente a todo eso, a la representación directa de la sexualidad. Y también al tema de la pasión, a la sensación de tener a alguien clavado en la mente y en el corazón. En una cinta anterior, El rey del escape, no se llegaba a todo eso, era un discurso de orden más espiritual. En El extraño del lago quise ir al fondo del asunto de la pasión homosexual.

¿Se llegó a considerar que la película pudiera ser políticamente incorrecta por las alusiones que se hace al sexo no protegido?
No se habló mucho de eso en realidad.

¿Se habla de eso menos ahora en comparación con lo que se decía hace veinte años, al momento de la exhibición de Las noches salvajes, por ejemplo?
Es cierto que hace veinte años el tema del sexo desprotegido habría sido todo un escándalo. De hecho yo esperaba reacciones más duras al respecto, a que se rechazara por completo a la película. En efecto, siempre he cultivado ese lado políticamente incorrecto. Es incorrecto políticamente que el protagonista esté enamorado de un asesino, que siga amándolo, y que no se plantee un juicio moral acerca de los actos de esa persona amada.

Hubo otras reacciones de la derecha política que reprocharon la visibilidad extrema de películas sobre la homosexualidad como La vida de Adèle o El extraño del lago, ¿qué opina al respecto?
No es difícil escandalizar a ese tipo de gente, y ni siquiera llega a ser algo políticamente incorrecto. En realidad se habló poco al respecto, aunque es cierto que estábamos entonces en plena batalla por el matrimonio para todos, pero mi película es todo menos una postura en favor del matrimonio. Creo que en realidad no hubo una gran polémica.

¿Significa que la sexualidad explícita en la pantalla se acepta cada día más?
Por un lado esas imágenes se aceptan cada vez más, pero creo también que el cine ya no tiene la capacidad de generar polémicas. En otras épocas los fundamentalistas católicos intentaban incendiar los cines, con Yo te saludo, María, de Godard, o con La última tentación de Cristo, de Scorsese. Había violencia pública y enfrentamientos. Pero eso ha cambiado completamente. No hubo algo similar ni para El extraño del lago ni para La vida de Adèle, de Abdellatif Kechiche.

¿Asistimos a una suerte de normalización en lo que respecta a las conductas sexuales disidentes?
Hay sin duda una aceptación mayor. Ignoro si se trata de una normalización, no podría afirmarlo. Sin duda hay mayores agresiones homofóbicas en Europa, pero también un número mayor de películas con un tema abiertamente homosexual en las salas públicas. Esto, de algún modo, es también una curiosa reunión de los contrarios.
(Carlos Bonfil)

 

 


S U B I R