Portada
Presentación
Nadia T. Rubio-Cisneros
El sistema de la corriente de California: beneficios y retos para México y Estados Unidos
Mercedes Marlenne Manzano Sarabia, Mati Kahru y Greg Mitchell
Servicios ecosistémicos de la surgencia de cabo Catoche: ecoturismo con el tiburón ballena
Jorge A. Herrera Silveira, Natalí Cárdenas Palomo y Óscar Reyes Mendoza
Servicio ecosistémico de almacén de carbono en manglares
Claudia Teutli Hernández y Jorge A. Herrera-Silveira
Patos, lagunas y cazadores, conexión para promover la conservación de humedales en Norteamérica
Nadia T. Rubio-Cisneros, Octavio Aburto-Oropeza y Exequiel Ezcurra
Mariposa monarca: el ciclo de migración, una cadena trinacional de responsabilidades
María Isabel Ramírez
La observación turística de ballenas en laguna San Ignacio: de México para el mundo
Alejandro Gómez-Gallardo U., Liria del Monte Madrigal y Jorge Urbán R.
Herramientas para evaluar y comunicar la ciencia detrás de los servicios ecosistémicos
Marcia Moreno-Báez
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Servicios ecosistémicos de la surgencia de cabo Catoche: ecoturismo con el tiburón ballena
Jorge A. Herrera Silveira, Natalí Cárdenas Palomo, Óscar Reyes Mendoza
Departamento de Recursos del Mar, CINVESTAV-IPN, Unidad Mérida, México
Correo electrónico: [email protected]
Todos aquellos beneficios que la naturaleza y la biodiversidad ofrecen al ser humano son considerados servicios ecosistémicos. Muchos de éstos servicios son esenciales para la permanencia del ser humano en el planeta (los ciclos de nutrientes, polinización de plantas, etc.) mientras otros están clasificados como servicios culturales. Es el caso del ecoturismo.
En un país megadiverso como México, sobresale la presencia de especies carismáticas como el tiburón ballena, gracias a las cuales se efectúan actividades recreativas que generan beneficios económicos a miembros de comunidades locales. México es privilegiado en relación a avistamientos del tiburón ballena, ya que puede observarse de manera regular y predecible en tres puntos del país: bahía de Los Ángeles (Baja California); bahía de La Paz (Baja California Sur) y al norte del Caribe mexicano (cerca de isla Holbox, Quintana Roo).
El tiburón ballena es una de las criaturas marinas más impresionantes y a la vez menos conocidas del planeta. Es el pez más grande del planeta y por eso se “apellida” ballena, pero no tiene nada que ver con aquellos mamíferos. Los organismos más grandes que se han medido alcanzaron el tamaño de un autobús urbano (15 a 18 metros de largo), y pueden pesar lo mismo que un avión: hasta 34 toneladas. El contraste entre su inmenso tamaño y su docilidad hacen de esta criatura un atractivo irresistible para turistas que visitan los sitios de agregación de la especie. En éstos sitios se han afincado industrias que mueven muchos millones de dólares al año y tienen un enorme potencial para un desarrollo sostenible bajo un esquema bien planificado y ordenado de la actividad turística.
La zona marina ubicada al noreste de la península de Yucatán se considera la más importante de agregación de tiburón ballena a nivel mundial, pues se ha registrado el mayor número de avistamientos por temporada y los grupos más numerosos: hasta 420 organismos observados simultáneamente. La región fue catalogada como área natural protegida bajo la categoría de “reserva de la biosfera tiburón ballena” el 5 de junio de 2009, conservando así uno de los hábitats críticos de esta especie, protegida a nivel internacional.
La presencia del tiburón ballena en aguas mexicanas del Caribe no es una casualidad. Ellos eligieron esta zona para visitarla cada año durante mayo a septiembre debido a que allí abunda su alimento principal: el zooplancton, animales acuáticos microscópicos. La elevada abundancia de zooplancton (alta productividad) en la zona se debe a un fenómeno conocido como surgencia de Yucatán.
Este proceso consiste en la presencia de masas de agua fría y rica en nutrientes provenientes de profundidades de más de 200 metros. La surgencia de Yucatán se intensifica cada año a partir de marzo generando las condiciones para que haya abundante comida en forma de pequeñas algas (fitoplancton) y zooplancton, los cuales son la base de las redes tróficas marinas.
En la zona de la surgencia de Yucatán, además del tiburón ballena se pueden encontrar grandes cardúmenes de sardinas y anchovetas, aves y tortugas, delfines, manta rayas gigantes, langostas y otras especies de alto valor comercial.
En este sitio de alta productividad biológica las comunidades humanas asentadas en sus cercanías son dependientes de los beneficios sociales y económicos que éste provee. Durante varias décadas, este ecosistema marino-costero ha soportado el crecimiento de importantes pesquerías, mientras las actividades turísticas enfocadas en sus bellezas naturales constituyen los últimos años una de las principales fuentes de ingreso para muchas familias.
La presencia del tiburón ballena en la zona marina ubicada al norte del Caribe Mexicano es un espectáculo conocido por los pescadores locales desde muchas generaciones atrás y un hecho que los científicos descubrieron recientemente. Desde el año 2000, pescadores y prestadores de servicios turísticos de las comunidades de Holbox y Chiquilá comenzaron a ofrecer viajes de avistamiento y nado con el tiburón ballena.
Año tras año, más turistas de todo el mundo acuden a Holbox e isla Mujeres atraídos principalmente por los viajes de observación y nado con esta especie, para lo cual se organizan excursiones que tienen un costo entre 60 y 130 dólares por persona. Prestadores de servicio turístico, autoridades locales e investigadores han colaborado para la regulación de la actividad de nado y observación con el tiburón ballena. Existe un “código de ética” para esa actividad turística (una distancia mínima para nadar con los tiburones, se prohíbe tocarlos, entre otros aspectos) el cual debe ser respetado para minimizar el impacto de la presencia de turistas sobre el comportamiento del tiburón ballena y garantizar su conservación.
Si quieres nadar con el tiburón ballena al norte del Caribe mexicano, no olvides contratar a prestadores de servicio autorizados, respetar el código de conducta establecido y disfrutar de la experiencia que muy pocos afortunados en el mundo pueden vivir. Nadar junto a un tiburón ballena es una experiencia inolvidable que permite constatar lo pequeños que somos ante las grandes maravillas de la naturaleza. Saber asignarle un valor a este tipo de experiencias es valorar lo que realmente no tiene precio.
El beneficio económico para los pobladores de Holbox, isla Mujeres y Cancún por la presencia del tiburón ballena en la zona se asocia a las características del agua de la surgencia de Yucatán y es ejemplo de los servicios ecosistémicos que provee el funcionamiento de natural de este ambiente marino-costero.
Sin embargo, éste podría ser modificado a consecuencia de las variaciones que se pueden presentar como fruto del cambio climático. La investigación de largo plazo puede proveer elementos para definir estrategias de adaptación de las poblaciones humanas.
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