La pobreza que afecta a más de 60 por ciento de las zonas rurales del país, los 445 conflictos agrarios, la existencia de 188 mil localidades con menos de 2 mil 500 habitantes cada una, los asentamientos irregulares y ubicados en zonas de alto riesgo, así como el déficit de vivienda estimado en más de 15 millones, forman parte de los retos que enfrenta el país y son reconocidos en el Programa Sectorial de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano 2013-2018.

El documento publicado en días pasados en el Diario Oficial de la Federación establece cinco objetivos y diversas estrategias a cumplir durante el actual sexe­nio, con la finalidad de revertir los problemas del sector y alinearse a las metas del Plan Nacional de Desarrollo.

El diagnóstico de la recién creada Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) señala que más de la mitad del país está compuesto por localidades (ejidos y comunidades) donde viven más de 8.1 millones de campesinos, en su mayoría hombres (5.9 millones), los cuales requieren de políticas específicas para fomentar su desarrollo.

Enseguida menciona los añejos problemas que enfrenta esta población, como la falta de certidumbre sobre la tenencia de la tierra y de estrategias de desarrollo de capacidades técnico-productivas.

Respecto de las condiciones de pobreza, refiere los datos de 2012 del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (Coneval): 21.5 por ciento de las personas están en pobreza extrema y 40.1 por ciento son pobres. Lo peor es la carencia de alternativas de ingresos, dice.

El plan sectorial reconoce como problema la migración de familias, provocada por la carencia de derechos agrarios en sus lugares de origen. Se van a instalar asentamientos irregulares en zonas apartadas, distantes de centros urbanizados y sin servicios básicos (agua potable, drenaje y electricidad).

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2010 había en el país 188 mil 596 de estas localidades con menos de 2 mil 500 habitantes. En total, poco más de 26 millones de individuos.

Un reto fundamental del sector agrario es el relevo generacional y la necesidad de apoyar la incorporación de los jóvenes a las actividades productivas, con programas para fortalecer el empleo y los ingresos. Y es que, la edad promedio de los ejidatarios es de 60 años. El plan sectorial también reconoce que se debe abatir la desigualdad de género, pues sólo 20 por ciento de los ejidatarios y comuneros son del sexo femenino.

Respecto de los conflictos agrarios, el documento reconoce la existencia de 445 problemas. Los más complejos están en Chiapas, Michoacán, Oaxaca, Tabasco y Veracruz.

Además, está pendiente la certificación de mil 771 núcleos agrarios y la regularización de más de 370 mil predios que involucran 21 mil hectáreas en 2 mil 167 asentamientos humanos irregulares. Esto a su vez forma parte de otra problemática: la ausencia de un plan de desarrollo sustentable y la persistente ocupación de zonas de alto riesgo.

En cuanto a la vivienda, el diagnóstico sectorial plantea la necesidad de cubrir el déficit de 15.3 millones de casas, de las que 3 millones requieren ser remplazadas y 12.3 millones deben mejorarse o ampliarse.