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Mexiquenses refuerzan el cerco policiaco en San Lázaro
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de diciembre de 2013, p. 8

Cientos de agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana fueron enviados ayer a la Cámara de Diputados por el gobierno del estado de México, que encabeza Eruviel Ávila, para reforzar el cerco policiaco en torno al Palacio Legislativo, donde desde la semana anterior fueron desplegados elementos de la Policía Federal (PF) y de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina.

Los policías mexiquenses usan los uniformes que los identifican; vigilan el exterior y el interior de la Cámara de Diputados, a excepción del edificio A, donde se encuentra el salón de sesiones. Están armados con rifles y lanzagranadas de gas lacrimógeno. Portan el habitual chaleco antibalas y equipo antimotines.

En el acto en que Enrique Peña Nieto rindió protesta como Presidente, así como en agosto pasado –cuando se aprobó la reforma constitucional en materia educativa–, el gobierno mexiquense envió policías a reforzar la seguridad en el complejo de San Lázaro.

Guardia pretoriana

El coordinador perredista, Silvano Aureoles Conejo, dijo que solicitarán al presidente de la mesa directiva, el panista Ricardo Anaya, una explicación por la presencia de policías mexiquenses.

No compartimos que los recintos acaben sitiados por la policía, expresó.

Ricardo Mejía, vicecoordinador de Movimiento Ciudadano, objetó la excesiva presencia policiaca, y sostuvo que los uniformados mexiquenses constituyen la guardia pretoriana de Enrique Peña Nieto en el estado de México.

La PF –que extraoficialmente tiene apostados 5 mil agentes en la Cámara y calles aledañas– envió tres ambulancias de las fuerzas federales, las cuales se suman al camión de bomberos que sigue estacionado en el acceso de la cámara junto al helipuerto.

Continúa instalada la tienda de campaña de la PF en la calle Emiliano Zapata. En esas instalaciones, de unos 100 metros de largo y 25 ancho, los policías son alimentados, duermen y guardan su equipo.

Agentes federales explicaron que con las dos tanquetas antimotines, que arrojan agua a presión, la táctica es mojar a los manifestantes primero “para que se les abran los poros.

Después se les arroja gas pimienta o lacrimógeno. Abiertos sus poros el gas penetra más fácilmente, afirmaron.