Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
El espíritu abierto
de Valery Larbaud
Vilma Fuentes
Ditoria: en el centro
de la edición
Ricardo Venegas entrevista
con Roberto Rébora
Caparrós, memoria
singular de Argentina
Sergio Gómez Montero
Cualidad y horizontes
del adjetivo
Leandro Arellano
Gilbert, Sullivan
y Grossmith,
el humor Victoriano
Ricardo Guzmán Wolffer
El joven Dickens
Graham Greene
Una tempestad
llamada progreso
Hugo José Suárez
La poesía
Aris Diktaios
Leer
Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
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La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar
Directorio
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“La fama cae como una mano muerta sobre el hombro de un autor, y es bueno para él cuando ésta cae sólo tarde en su vida”: certero y agudo, como era su costumbre, Graham Greene abre así el espléndido ensayo en el que habla del joven Charles Dickens, el muy reconocido narrador que, con menos de treinta años de edad, ya gozaba de una fama que otros no habrían sabido manejar, pero que al autor de The Pickwick Papers y Oliver Twist no le hizo mella alguna en su capacidad para seguir reflejando en sus textos, con envidiable talento, la realidad que le tocara vivir. Completan este número un artículo de Vilma Fuentes sobre el poeta, novelista, ensayista y traductor francés Valéry Larbaud, uno de Sergio Gómez Montero sobre el narrador argentino Martín Caparrós, y otro de Ricardo Guzmán sobre Gilbert, Sullivan y Grossmith, tres autores emblemáticos de lo que se conoce como “humor victoriano”. |
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