Número 195
Jueves 4 de Octubre
de 2012
Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER
Directora general
CARMEN LIRA SAADE
Director:
Alejandro Brito Lemus
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Joaquín Hurtado
La muerte en barata
De esto hay que hablar con voz furtiva. Apenas en murmullos rabiosos. En un aludir que selle los labios, apriete los dientes para nada arriesgar cuando alguien trata de sonsacar quiénes eran los cinco colgados en el puente, aunque dos de ellos hayan estado en mi cama. Esta manera de nombrar rasga las tripas y amarra los bordes del alma. Igual que cuando se pregunta por aquellos misteriosos maricas que nos morimos despacito bajo un silencio podrido.
Este enunciar esquivo se me enreda en la penumbra de un miedo mordedor, blindado con radiante instrumental lógico. Si diez cuerpos aparecen desmembrados en una plaza, eso significa que en estos días ni los arcángeles son inocentes. La hecatombe de familias completas es por culpa de la canícula. Sépase que este destino estaba ya cantado desde las guerras de exterminio chichimeca. Los degollados son los equívocos, los ímprobos, los malditos. Uno aquí es pura gente de trabajo, ciudadano modelo, cómplice agachadito que lanza rosas a los militares. Salve dios a quienes protegen la sólida moral de los abuelos, aquellos industriales de prosapia porfirista que llenaron la ciudad con mano de obra esclava.
Exigimos chingaquedito la guerra santa. Todo el poder amartillado contra quien ande chueco, así sea un chavito de primaria. Metralla a los vándalos que grafitean en las redes sociales. Aullamos que cienmil difuntos no bastan para repensar el despeñadero de esta violencia indiscriminada. -¿Cuántos muertitos hubo hoy en las noticias, doña Inocencia? ¡Ya perdí la cuenta, oiga!, y mejor no haga preguntas, apuremos el paso porque la muerte está en barata. Hay tanta basura social, tanto cascajo humano, tanto escombro desahuciado que nos harían falta varios presidentes como el presente para acabar de limpiar tanto mugrero.
-¿Y qué se oye? -Nada, es sólo el helicóptero del ejército volando bajito tirando cuetes encima de la patria. -Es la guerra, estúpido. Dicho heroico que arrebata y otorga una cifra X de bajas colaterales, variable que mejor serviría para el cálculo de pajaritos en los alambres. Ni quien discuta el guarismo en la cuadrícula secreta de los burócratas del terror.
-¿Cantidad exacta de larvas sobre el cadáver reventado de la muchacha que desapareció camino a la maquila? ¿Monto exacto de lo que pidieron por el rescate de doña Licha que apenas sobrevive con su pensión del Imss? Qué sereno debe estar allá en sus regiones divinas el zopilote, donde la mariposa tornasolea, donde la sangre se evapora para gloria de las moscas panteoneras. -Pos acá ya quemaron vivas más de cincuenta viejas que andaban dioquis en el casino. -¿Y las autoridades? -Muy bien, gracias, cada quien con su hueso de diputado o senador de la república. Qué encanto del chorrero de esqueletos.
Vivir con sida en medio de la guerra contra la delincuencia es un andar siempre con la muerte en la cartera como la foto de un amante engañado. Una como vergüenza se me trasluce en cada justificante, en cada pretexto que miento para salir a ver al médico en un mundo cosido de bazucas y pelados encapuchados. Azules, verdes, negros, amarillos hombres de cuerpos magníficos. Entonces me descubro cruzando el arcoíris de calacas, mintiéndole a esa foto de la muerte pendeja con la mamada de que la vida es hermosa.
S U B I R
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