Río de Janeiro. El campesino sindicalista Joao Chupel Primo, de 55 años, que denunciaba la deforestación ilegal, fue asesinado el sábado en el estado de Pará, norte de Brasil, lo que elevó a ocho la cifra de agricultores-ecologistas ejecutados desde mayo en la Amazonia, informó ayer la Comisión Pastoral de la Tierra. La Fiscalía del estado de Pará pidió el lunes a la policía federal proteger a otros dos agricultores que junto a Chupel Primo denunciaron el jueves pasado a leñadores clandestinos ante el ministerio público de Altamira, otra ciudad de la región.

Bogotá. Un promedio de cuatro niños han sido secuestrados al mes en Colombia en los últimos cuatro años y medio, de acuerdo con una investigación de la ONG Fundación País Libre publicada ayer, en la que se señala que desde 2007 fueron raptados 212 menores de 18 años. Los secuestros de menores representan 15 por ciento del total de mil 400 personas secuestradas en Colombia del primero de enero de 2007 al 30 de junio de 2011, precisa el estudio. Agrega que 88 por ciento de los secuestros de menores (186 casos) fue perpetrado por delincuentes comunes. Otros 12 fueron atribuidos a grupos guerrilleros, en seis no se estableció la autoría, cuatro correspondieron a familiares y otros cuatro a bandas criminales de ex paramilitares al servicio del narcotráfico.

Washington. Expertos nucleares en Texas se preparan para desmantelar la más antigua, grande y poderosa bomba del arsenal estadunidense de la era de la guerra fría. La última bomba B-53 –construida en 1962, año de la crisis de los misiles con Cuba– será desmontada en breve en la planta Pantex, cercana a la localidad de Amarillo, el único lugar en Estados Unidos donde actualmente se construyen, mantienen y desmantelan armas atómicas. Este paso es “significativo en razón de que se trata de la última (bomba) de este tipo que las potencias atómicas solían construir en la guerra fría”, aseguró Hans Kirstensen, director del proyecto de información nuclear de la Federación de Científicos de Estados Unidos.

Bangkok. El gobierno tailandés ordenó el cierre del aeropuerto Don Muang y pidió a 30 mil personas abandonar sus casas en el norte de Bangkok, luego que cedió un muro de contención, para frenar la llegada de las inundaciones a la zona. Se trata de las barreras en el canal Raphipat, entre Bangkok y la vieja capital de Ayutthaya, que resultó inundada. Con ello, cada vez más agua fluye hacia la capital. Las autoridades establecieron en el aeropuerto su centro de operaciones de emergencia en la zona.