La prevalencia de pacientes con hepatitis B en México es del 0.4 por ciento del total de la población en general, cifra poco más elevada que la de pacientes con VIH/sida (0.3 por ciento), señaló Enrique Wolpert Barraza, presidente del comité científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (FundHepa), al recalcar que este tipo de virus se transmite también por medio de la sangre y otros fluidos corporales que facilitan su contagio.
A nivel global, se ha calculado que en el mundo hay 350 millones de personas con hepatitis B crónica, y que 2 mil millones de personas han sufrido el padecimiento, en muchos casos, sin haberlo notado, sin embargo para Wolpert Barraza, esta enfermedad debería ser parte de la historia porque existe una vacuna preventiva disponible desde 1987. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud ha determinado que la vacuna debería ser universal, en México ésta no se aplica a la población en general, sino sólo a infantes.
Y por esta razón, señaló el investigador en hepatología, al no prevenir en la población esta infección lo que queda es recurrir a los tratamientos, los cuales, para el caso específico de la hepatitis B se tienen que tomar de por vida.
Por tanto, aseguró el experto en enfermedades del hígado, otra alternativa preventiva es que las personas se realicen pruebas de detección para descartar ser portadores del virus y evitar un mayor número de contagios.
Al respecto, Jesús Casillas, director médico de la Clínica Especializada Condesa, entrevistado por Letra S, señaló que si bien el número de casos atendidos en ese centro de salud, donde se atiende a personas con VIH/sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), entre ellas la hepatitis B, son pocos, no se puede brindar tratamiento a quienes la padecen porque los medicamentos contra esta infección no están incluidos en el Cuadro Básico de Medicamentos.
De acuerdo al Boletín de Sistemas de Información Condesa, entre enero y febrero de 2011 se realizaron 1190 pruebas de detección de hepatitis B en esa clínica, de las cuales 49 resultaron positivas, es decir, un 4.1 porciento. La mayoría de los casos fueron detectados en hombres, 46, y el resto en mujeres y personas transexuales.
Sobre las cifras, las cuales son parciales porque muchas personas padecen la hepatitis B sin saberlo, el especialista comentó que en México se requiere crear una política de salud pública al respecto, ya que, en términos globales, “hay más pacientes con hepatitis que con VIH”, y se debe tomar en cuenta que “la hepatitis B se debe controlar porque desencadena cirrosis o cáncer de hígado, y si bien es infecciosa termina por convertirse en una enfermedad crónica.
Por su parte, Martín Luna, presidente de Centro de Atención Profesional a Personas con SIDA (Cappsida), organización cuyas labores en 2010 consistieron en la realización de pruebas rápidas de detección de VIH/sida, hepatitis B y C y sífilis en espacio públicos, comentó que de las 300 pruebas de hepatitis B realizadas ese año, 26 casos resultaron positivos y después confirmados en laboratorio.
Al respecto, Luna comentó que estas pruebas detectan si alguien en algún momento tuvo hepatitis B y hay que confirmarlas en laboratorio para saber si el virus es activo o no. Lamentó que este año Censida no apoyará proyectos de detección de ITS bajo el argumento de que éstas pueden ser realizadas en los Centros Ambulatorios de Prevención y Atención en Sida e ITS (Capasits), ya que es necesario dar a conocer a la población en general la importancia de un diagnóstico integral de ITS y brindar múltiples espacios para que acudan a realizarse las pruebas.
Sobre el tema de la falta de medicamento para personas con hepatitis B en los Capasits, Luna mencionó que una de las demandas de la sociedad civil ha sido acelerar los procesos de aceptación de medicamentos en los cuadros básicos. En el caso de la hepatitis B, hay medicamentos (Baraclude) que están en espera de un registro y por cuestiones administrativas no llegan al público beneficiario.
Así, para el activista el diagnóstico es importante, pero también lo es proporcionar el tratamiento por que “de nada sirve saber que se tiene hepatitis B si no se pueden tomar los medicamentos que ayudan a su control”. |