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Laura García
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Reinventar la frontera
Adriana Cortés Koloffon entrevista con Luis Humberto Crostwhite
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Fabrizio Lorusso
José María Arguedas: todas las sangres de América
Esther Andradi
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Waldo Leyva
Ricardo Martínez a dos años de su muerte
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A mi Amaranta, en sus primeros dieciocho
Breviario en cinco tiempos
Breviario culpable
“También podría haberse llamado Fresco naturalista con juez y ministerio público aturdidos, Radiografía del troglodismo judicial mexicano, o bien Retrato hiperkafkiano de un homicida que nunca mató”: con tales palabras cerró este mismo espacio, el domingo 4 de octubre de 2009, en referencia al documental Presunto culpable, mismo que tras una espera de casi año y medio por fin llegó a la cartelera comercial, precedido de una promoción inédita y un muy notable subirse al barco de propios muy propios y extraños muy extraños, y que está en camino de convertirse en un hito. Con esta cinta, la cadena de exhibición Cinépolis debuta en calidad de distribuidor; sólo queda por entender el hecho de que, siendo así, en el sitio oficial de Presunto... se esté convocando a una donación de recursos para que el filme sea exhibido en más lugares a lo largo y ancho del país (¿?). Da la impresión de que a Cinépolis, en tanto distribuidora, no deberían hacerle falta los morlacos.
Breviario libresco
Albricias irrestrictas y entusiastas a la Filmoteca de la UNAM por su primer siglo de vida, cumplido en 2010, y que entre varios otros motivos de celebración que al mismo tiempo son consecuencias de esta última, editó un libro que es una total delicia cinéfila. El título es Filmoteca UNAM 50 años, el autor es el apreciado colega Rafael Aviña y el contenido es, como resulta obvio, la historia de esta institución indispensable. Precedido por un texto de presentación de la también querida Guadalupe Ferrer, actual directora de Actividades Cinematográficas de la UNAM, el trabajo de Aviña abre con una introducción en la que teoriza acerca de lo que es y la necesidad de contar con una filmoteca, para luego entrar de lleno en materia, en cuatro capítulos cuyos títulos son elocuentes: Hace 50 años. El ambiente cultural, Las riquezas de la Filmoteca, Viajes a través del tiempo. Tesoros y rescates memorables y Conclusión. La emoción atemporal. El volumen remata con un par de apéndices: una cronología comentada de los hechos, eventos y acontecimientos más relevantes para la Filmoteca desde 1960, año de su fundación, hasta 2010, así como un conjunto de testimonios de cinéfilos, investigadores, críticos, cineastas, académicos... todos ellos usuarios, beneficiarios y bienquerientes de la Filmoteca, a la cual, desde luego y con gusto inmenso, se le dedican un estruendoso ‑ y larga vida.
Breviario libresco dos
Fueron editados por Cahiers du Cinéma, originalmente en francés en 2007, en español en 2010, y forman parte de una colección llamada Maestros del cine. Titulados de la manera más sencilla posible con el nombre del cineasta sobre el que versa cada uno de ellos, los que llegaron a manos de este sumaverbos corresponden a Alfred Hitchcock el primero –escrito por Bill Krohn, traducido por Pilar Peña– y a Pedro Almodóvar el segundo –escrito por Thomas Sotinel, traducido por Carlos Ucar. Revisados y actualizados ambos, significan bastante más que una mera republicación de materiales inicialmente aparecidos en las páginas de la célebre revista. Además de contener cronología, filmografía y bibliografía muy completas, en ellos se despepitan con ciencia y paciencia el estilo, las características, los atributos y los significados de sus respectivas trayectorias cinematográficas. En el caso de Almodóvar, claro está, con la peculiaridad de tratarse de una obra todavía en desarrollo. En ambos volúmenes, pero sobre todo en el hitchcockiano, la selección de fotogramas y de fotos fijas no tiene desperdicio.
Breviario onomástico
El pasado martes 22 de febrero, el enorme Luis Buñuel habría cumplido un siglo, una década y trescientos sesenta y cinco días de vida, es decir 111 años. En Mi último suspiro, su autobiografía, Buñuel apunta que, una vez muerto, lo único que habría pedido del mundo era la posibilidad de salir una vez al año de la tumba, ir a un puesto de periódicos, comprar los diarios y devolverse a ultratumba para leerlos con calma. Siempre será un “hubiera” estimulante imaginar lo que pensaría Buñuel si tal cosa fuese posible y, dado el horror actual, siempre acaba uno imaginando que tal vez preferiría no enterarse del modo en el que seguimos acabando con nosotros mismos.
Breviario no cinematográfico
Es preciso ser muy, pero muy caradura –o de plano definitivamente imbécil– para afirmar, como lo hizo ese sujeto que cobra decenas y decenas de miles de pesos al mes por “dirigir” la Secretaría de Hacienda, que una familia entera puede pagar hipoteca, crédito automotriz y colegiaturas escolares –además, claro, de comida, vestido, servicios de salud, etecé– ¡con 6 mil pesos mensuales! Vaya cinismo exasperante. El colmo es que dicho sujeto abrigue, sin economizar estulticia, esperanzas de ser ungido candidato a la Presidencia de este país.
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