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Bestias en tiempos de revueltas
Bestias sin imaginación
Robert Fisk señala (The Independent, 16/02/11) que si algo sorprende de las revueltas que están sacudiendo el Medio Oriente es la forma en que las estrategias brutales de represión se copian de manera casi idéntica de país en país. Las marchas son recibidas por oleadas de policías armados con macanas, gases lacrimógenos, balas de goma y munición viva; las fuerzas del orden se retiran y en su lugar arremeten agentes de fuerzas especiales, criminales al servicio del régimen y policías secretos, todos sin uniforme y con extraordinaria ferocidad. Luego, nuevamente ataca la policía y así sucesivamente. Este sistema, seguramente aprendido de algún “contratista militar” (junto con los métodos de tortura tan apreciados por estos gobiernos) pagado con los generosos paquetes de ayuda estadunidense, fracasó en Túnez y en Egipto, y ya comienza a mostrar su falibilidad en Libia, Bahrein, Argelia y Yemen. Los déspotas no suelen aprender de los errores de otros ni se destacan por tener mucha imaginación, por lo que hemos de esperar que esta estrategia habrá de costar más vidas, aunque es muy probable que uno que otro de estos sátrapas terminen en el exilio.
Bestias legislativas
Lara Logan |
Una de las imágenes más repugnantes que difundieron obsesivamente los medios de comunicación occidentales fue la de una sesión legislativa iraní en la que docenas de representantes piden a gritos la ejecución de los líderes de la oposición: Mehdi Karroubi y Mir Hossein Mousavi. “Creemos que el pueblo ha perdido la paciencia y exigimos la pena de muerte”, declararon 221 legisladores. Resulta muy difícil imaginar cómo un número tan grande de políticos supuestamente electos puedan coincidir en sostener semejante idea criminal. Es claro que Estados Unidos, Israel y varios países europeos han invertido grandes sumas en los movimientos de oposición a los cuales han infiltrado para desestabilizar y eventualmente derrocar al régimen de Teherán (sin la necesidad de una invasión). Esta estrategia se ha traducido en el endurecimiento de un gobierno de por sí intolerante y afecto a reprimir. Los ladridos de estos legisladores babeantes serán recordados como prueba de que este régimen, incapaz de distinguir entre exigencias populares justas e intervencionismo, perdió la decencia y la legitimidad.
Bestias irónicas
Hillary Clinton tiene una curiosa forma de amnesia. Quizás la secretaria de Estado debería, como el personaje de Memento (Nolan, 2000), tatuarse todo lo que dice para no olvidarlo. Un día declaró que el gobierno de uno de sus más sólidos aliados, Mubarak, estaba estable; dos días después dijo que el líder egipcio debía escuchar los reclamos del pueblo y más tarde aplaudió la voluntad popular por derrocar al tirano. El 21 de enero de 2010, Clinton defendió la red como un mecanismo capaz de liberar a la sociedad. En noviembre de ese año declaró que Wikileaks ponía al mundo en peligro al revelar secretos de Estado. El 15 de febrero elogió el uso que dieron los subversivos egipcios y tunecinos a las redes, y pidió a Facebook y Twitter proteger a los activistas que arriesgan la vida en la lucha por la democracia. Mientras tanto, a pocos kilómetros, los abogados del Departamento de Justicia defendían frente a un juez la orden que dio el gobierno estadunidense a Twitter de entregar toda la información de las cuentas de Wikileaks y de tres personas asociadas con ese grupo. Clinton finalmente se dio cuenta de la ironía y señaló que el problema de Wikileaks era que la información había sido robada y ese crimen hacía que el caso fuera diferente. ¿Se habrá enterado de que en Egipto incitar a la subversión era un crimen capital?
Bestias a secas
Lara Logan es una de las corresponsales de guerra emblemáticas de la “guerra contra el terror”; es una periodista aguda, inteligente y voluntariosa. Además, la presencia física de esta sudafricana de treinta y ocho años es imponente debido a su belleza. Su visión del mundo cambió durante la guerra de Irak, tras numerosos reportajes al lado de las tropas invasoras comenzó a volverse una apologista más de la guerra de agresión y las políticas estadunidenses. Quizás su cambio crítico tuvo que ver con que se casó con un “contratista militar”. Logan fue a Egipto a reportar la revuelta y fue detenida por la policía, que la deportó. Inconforme, volvió a ir y durante las celebraciones de la caída de Mubarak fue víctima de una agresión y un salvaje ataque sexual. Independientemente de ideologías, este es un crimen gigantesco que, aparte de las graves consecuencias personales, vuelve a poner en evidencia la trágica condición de la mujer en el Medio Oriente.
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