En apenas una década, China triplicó los recursos que destina a investigación, mientras en México el incremento en este rubro fue de sólo 0.03 por ciento, con lo que se ubica en el último sitio entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y en riesgo de perder soberanía e independencia, advirtió el ex secretario de Salud Julio Frenk Mora.

Es fundamental, apuntó, que se entienda que la inversión en la ciencia no es un lujo, sino la base del desarrollo económico en el siglo XXI. La apuesta por la producción agropecuaria, las manufacturas, la migración con sus remesas e incluso la exportación petrolera o el turismo serán insuficientes para garantizar la soberanía nacional, añadió.

Al participar en el coloquio La primera década de la medicina genómica en México 1999-2009: hacia un nuevo paradigma en el cuidado de la salud, organizado por El Colegio Nacional, Frenk, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, anunció que para convencer a los tomadores de decisiones de impulsar la investigación científica se integrará un grupo de trabajo para promover la bioeconomía.

Será un esfuerzo similar al que en 1999 se hizo con el auspicio de la Fundación Mexicana para la Salud para dar sustento científico al proyecto de creación del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen). Con este organismo, el undécimo instituto nacional de salud, México se encuentra en el grupo de naciones que cuentan con información genómica específica de su población y amplias posibilidades de insertarse en una nueva etapa, la de la bioeconomía.

Guillermo Soberón, coordinador del coloquio, explicó antes que la genómica se ha diversificado y ya se aplica a otras áreas como el medio ambiente, la energía, y como alternativa a los problemas del agua, entre otras; es decir, afirmó, representa una oportunidad para el desarrollo de nuevos productos y servicios.

El ex rector de la UNAM comentó que el consorcio promotor del Inmegen tuvo la misión de analizar los costos que tendría para el país retrasar el desarrollo de la medicina genómica. Ahí se vio que había el riesgo de hegemonías exteriores, así como que el país quedara excluido de la posibilidad de contar con herramientas para el diagnóstico, prevención y predicción de enfermedades.

La ciencia y tecnología nacionales también se habrían quedado marginadas, a la vez que se habría favorecido la pérdida de capitales de inversión y negocios.

En la primera década de existencia de la medicina genómica en el país –formalmente desde 2004, cuando se creó el Inmegen– los mexicanos tienen la posibilidad de que un futuro tendrán acceso a métodos de predicción de enfermedades graves como la diabetes, el sobrepeso y la obesidad e incluso el cáncer.

Lo que sigue, señalaron Soberón y Frenk, es avanzar hacia la vinculación entre la genómica y la bioeconomía. Para ello se requiere mayor inversión en investigación científica. Ambos especialistas, junto con Gerardo Jiménez Sánchez –también presente en el coloquio–, formaron parte del grupo que concretó la creación del Inmegen.

Frenk Mora insistió en la importancia de que en los próximos cinco años se duplique el monto de los recursos para la investigación, a fin de que representen uno por ciento del producto interno bruto.

Puntualizó que China aumentó 10 por ciento en una década y ahora invierte el equivalente a 1.5 del PIB, lo que explica su crecimiento, y tiene como objetivo que una de sus universidades se coloque entre las 20 mejores del mundo.

Al abundar sobre el tema de la bioeconomía, explicó que con el conocimiento que ya se tiene de la genómica es posible dar ese nuevo paso, como el que se dio con la microelectrónica, que luego evolucionó para el desarrollo de las computadoras personales y todo lo que eso representa actualmente.