Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Dos estampas
AURA MARTÍNEZ
Dos poemas
YANNIS DALAS
Alí Chumacero, lector y poeta
JOSÉ ÁNGEL LEYVA entrevista con ALÍ CHUMACERO
La herencia del poeta
NEFTALÍ CORIA
En contadas palabras, Alí
RICARDO YÁÑEZ
El guía de los escritores noveles
RICARDO VENEGAS
Dilma y las manos de Danielson
HERNÁN GÓMEZ BRUERA
Leer
Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA
Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA
Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
Corporal
MANUEL STEPHENS
Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO
Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA
La otra escena
MIGUEL ÁNGEL QUEMAIN
Cabezalcubo
JORGE MOCH
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|

Felipe Garrido
Qué hueva
Don Abundio cerró el cancel y se dejó caer en uno de los equipales. Se había adelantado a la familia, pero no tardarían en llegar. Quiso olvidar el barullo y cerró los ojos, se apretó las sienes, aspiró el perfume del huele de noche. Dos veces había resbalado en el barro, arrastrado por la multitud. Los periodistas que habían llegado de la costa no tenían respeto... ni los maestros que acompañaban a su compañero, ni la gente de las colonias que querían llevarlo a la plaza para que todos lo vieran. Tomó el periódico del día. Lo abrumaba la catarata de adjetivos: irremplazable, inolvidable, inobjetable... Su ejemplo quedaba a la vista de las nuevas... ¿Quién podría llenar?... El torrente de episodios que hacían de cualquiera el mejor de sus amigos... Las propuestas encimadas, una sobre otra: una estatua, su nombre en una avenida, una canción... Escuchó cómo llegaban, algún sollozo, palmadas... Dios mío, suspiró, qué flojera, qué hueva morirse. |