Número 163 |
Católicas por el Derecho a Decidir La homofobia no es un mensaje cristiano. La sexualidad es un Amar es el principal mensaje de Jesús, pero no un amor basado en el sufrimiento, en las culpas o en la exclusión, sino un amor basado en la misericordia y en el respeto a la dignidad de las personas. El Reino de Dios se construye con base en la dignidad, en levantar a los humillados y lastimados de la historia; no se construye con base en la discriminación o en la ofensa. Todo seguidor de Jesús tiene que sanar y restaurar la vida para contribuir al Evangelio. La discriminación no sana ni restaura la vida, por el contrario, la discriminación hiere a las personas. Por tanto, el mensaje que debe difundirse es precisamente el de amor, el de respeto; debe eliminarse todo aquello que promueva la exclusión y la discriminación. Desafortunadamente la jerarquía de la Iglesia católica ha estado a la cabeza de mensajes que provocan discriminación hacia homosexuales y lesbianas. El rechazo y la condena por parte de nuestra Iglesia a la reciente reforma en el Distrito Federal, en la que se permite el matrimonio y la adopción de menores a parejas del mismo sexo, ha dejado ver esta segregación. Si la jerarquía dedicara esta misma fuerza y tiempo a luchar por una vida digna con salarios justos, vivienda, salud, educación, realmente estaría contribuyendo al Reino de Dios. Es muy triste y lamentable reconocer que infinidad de lesbianas y homosexuales han sido lastimados por la Iglesia católica. Creemos fundamental que la jerarquía de esta Iglesia entienda el daño que produce con sus mensajes, a miles de personas cuya única diferencia es una orientación sexual distinta a la heterosexual. Como católicas anhelamos una Iglesia realmente comprometida con las personas cuya dignidad es mancillada en el mundo contemporáneo, que restaure la vida, que oriente y guíe en el mensaje cristiano, que valore a cada una de las personas, independientemente de su sexo o de su orientación sexual, anhelamos una iglesia que sea continuadora del mensaje de Jesús; mancillar la dignidad de las personas, provocar la persecución, el odio, la homofobia no es un mensaje cristiano. Consideramos que es tiempo de reconciliarnos con nuestra fe, con el amor a nuestra Iglesia. Es tiempo de encontrarnos con ese Dios misericordioso que nos ama, ese Dios del cual fuimos hechos a imagen y semejanza. Mujeres y hombres, independientemente de la orientación sexual, somos cuerpo de Cristo, y cada una y cada uno en particular somos miembros de Él. Quienes integramos Católicas por el Derecho a Decidir deseamos ofrecer palabras de aliento a estas personas que han sido lastimadas: * A Jesús le interesaba la vida de la gente más que cuestiones religiosas. El Reino de Dios consistía en sanar y restaurar la vida. La jerarquía tendrían que sanar la vida y la discriminación no sana. La homosexualidad y el lesbianismo son otras de tantas formas que tenemos para acercarnos a Dios y vivir el Evangelio. Si realmente creemos en nuestro glorioso Señor Cristo Jesús, no hagamos diferencia entre las personas (Santiago 2:1). Con mayor razón, cuando esas diferencias son usadas para promover discriminación. |
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