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Berlín, ciudad abierta
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La calle era una fiesta
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CUINI AMELIO ORTIZ
La ciudad que más cerca queda de Berlín
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Todo pasaba tan rápido
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Hombre mirando al este
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9/XI/1989: Berlín se me hizo cuento
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Lo Increible había pasado
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Hombre mirando al este
Mario Vázquez*
Ciudadanos del este en la mañana del 10 noviembre de 1989 |
Vive en el último edificio de una callecita que termina en la orilla del Spree, y más allá el Oberbaumbrücke, el puente construido en 1897 que une la ciudad crecida a ambas márgenes del río. “En esta esquina he pasado más de veinte años –dice Mario Vázquez– y siempre con la mirada hacia el este.” El fotógrafo y actor mexicano, que trajo a Berlín en 1985 una exposición acerca de los refugiados guatemaltecos en Chiapas, ha visto los cambios del mundo desde la ventana de su departamento. “Desde que llegué me la pasé mirando al este y preguntándome cómo sería la vida del otro lado, quiénes estarían más presos, si ellos o nosotros, porque ellos no podían cruzar ese puente y venir hacia aquí, pero yo tampoco: el puente estaba clausurado. Aunque sólo estábamos a ciento cincuenta metros de distancia, aquí se acababa el mundo, la calle, el metro. Y como era improbable que el Muro se derrumbase, pasaba el tiempo y las preguntas seguían sin respuesta. ¿Cómo vivían las personas? ¿Por qué alguna gente quería irse? Y la presencia militar a ambos lados, pero sobre todo del este, haciendo maniobras.”
Mario Vázquez evoca a su compañero Rodrigo Ortega, con quien compartió años de trabajo teatral con grupos independientes callejeros de México y Cuernavaca, y con quien estaba en Berlín para presentar El noble jaguar sigue viviendo. “Pero por desgracia esta gira no se pudo terminar. En la madrugada del 10 de mayo de 1987 Rodrigo se arrojó al vacío, desnudo, tratando de volar como las aves, como los pájaros de tela que fue dejando en manos de los amigos en una despedida silenciosa que al parecer tenía planeada.” Y Mario Vázquez decidió hacer una ofrenda para él, acompañado por artistas de diferentes orígenes. Así surgió la Ofrenda del Día de Muertos, que desde entonces ha conquistado diferentes espacios en la ciudad, a veces muy privados e íntimos, otras muy públicos, y que hoy ya es una institución en Berlín.
“La noche del 9 de noviembre mi esposa me llamó desde su trabajo y me dijo que en la tele habían anunciado que se abría la frontera. Miré por la ventana y vi que se estaba juntando gente sobre el puente. Y partí con mi cámara de fotos. Eso fue muy emocionante. ¡Por fin se abría ese puente! Y empecé a hacer fotos y más fotos de lo que estaba sucediendo. Desde aquí viví la aparición de los cambios en todos sentidos, también en la arquitectura, cosas muy interesantes y otras terribles, como el edificio de ahí enfrente”, y Mario señala una semibola azul gigantesca, llena de ventanas en la otra margen del río. Es la central de una empresa de celulares. “Por la noche esos ventanales se transforman en una gigantesca pantalla, con comerciales inmensos, como un monumento al capitalismo.”
Las fotos que Mario Vázquez realizó esa noche y las semanas siguientes a la caída del Muro, permanecieron inéditas. Una selección de ellas ilustran este dossier.
*Fotógrafo y actor mexicano
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