Papá Estado que estás en los cielos
Especulando en el sistema solidario mundial
Vicent Boix
Venga a nos tu reino
Fue expulsado de España. Lo multaron con 3 mil 240 euros. El “crimen” de este senegalés: vender 45 DVD de películas y 147 CD de música. Pirateados todos. Sentencia de un tribunal de Granada. No fue a prisión. Pero por no tener permiso de residencia...
Mientras, la aseguradora AIG se fue arruinando. En Estados Unidos. Sus ejecutivos derrocharon miles de dólares. En lujos y placer. Directivos de Freddie Mac, otra empresa quebrada, cabildearon a consultores republicanos. Querían frenar una propuesta de ley que imponía mecanismos de supervisión a sus “negocios”. No tiene permiso de residencia. El senegalés. Los encorbatados, sí.
Perdona nuestras deudas
El plan de rescate de algunos países de la Unión Europea sobrepasa los 2.4 billones de dólares. Con ese capital y si es necesario, los estados podrán comprar participaciones en bancos, garantizar los préstamos entre las entidades y adquirir activos. El plan de rescate del ex presidente George Bush alcanzó la cifra de 700 mil millones de dólares. Sin embargo, el gobierno norteamericano ya ha invertido 765 mil millones de dólares distribuidos de la siguiente forma: 150 mil en devolución de impuestos para fomentar el consumo, 300 mil para créditos hipotecarios blandos, 200 mil en la quiebra de las agencias hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, y 115 mil en la nacionalización de ciertas empresas, como la aseguradora AIG, que supuestamente serán recuperados con la venta de sus activos.
Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores
La cifra total del que podría ser el mayor robo de la historia jamás contado, equivale a la suma del producto interno bruto de la India y Turquía en 2007. Multiplica por dos al de Brasil y al de África. Por tres al de México, España o Italia. Por siete al de Argentina. Por diez al de Uruguay. La deuda externa de los países subdesarrollados era de 2.5 billones de dólares a inicios de este milenio. Si el capital dispuesto para salvar bancos, se destinara a salvar países, seguirían sobrando 1.35 billones. En junio de 2005, el G-8 anunciaba una reducción de la deuda para cerca de 40 países fuertemente endeudados, por un monto de 55 mil millones de dólares. Un pequeño frasco de pomada, si se compara con las costosas y enmarañadas operaciones quirúrgicas realizadas al sistema financiero.
Mil 400 millones de personas viven en la extrema pobreza y según la FAO , mil millones sufren hambre en el mundo (75 más que el año pasado). Para erradicarla, el director de dicho organismo reconoció que hacen falta 30 mil millones de dólares anuales. Sólo logró recaudar 7 mil 500 para cuatro años, arriesgando de esta manera uno de los objetivos del milenio. Comprar comida hasta el 2015 para los hambrientos del mundo costaría 210 mil millones de dólares (30 mil millones cada año). Seguirían quedando 1.14 billones.
Dos mil 400 millones de personas no tienen acceso a saneamiento adecuado y más de mil millones carecen de agua potable. Dos millones de niños y niñas mueren al año por enfermedades que se propagan por el agua sucia y/o instalaciones sanitarias inadecuadas. La ONU calculó en 2001 que se necesitarían 23 mil millones de dólares anuales para proporcionar agua potable y saneamiento a todos los habitantes del planeta, cumpliendo de esta manera otro objetivo del milenio en 2015. No se alcanzará por falta de dinero para las obras requeridas.
A nivel mundial, en el año 2006 morían 72 niños y niñas menores de cinco años por cada mil nacimientos vivos. Entre los años 1990 y 2005, la mortalidad materna apenas disminuyó un 1 por ciento. Con estas cifras se está lejos de cumplir otro de los objetivos del milenio. En el mismo año y según la ONU , se canalizaron 3 mil 500 millones de dólares para mejorar la salud materna, neonatal e infantil. Harían falta 7 mil millones más al año; es decir, 49 mil millones de dólares para invertir hasta el 2015 y así alcanzar el citado objetivo, el de disminuir la mortalidad infantil en el mundo subdesarrollado.
Decenas de millones de personas fallecen al año por SIDA, tuberculosis, malaria y otras enfermedades. En 2006 se estimó que la cifra para lograr conseguir el objetivo del milenio en cuanto a la reducción de la mortalidad por estas y otras patologías, debería ser de 20 mil millones de dólares. Huelga decir que no se ha logrado reunir dicha suma. Si se tomara como referencia lo que se necesita de este año al 2015, sumaría 140 mil millones de dólares.
Diez millones de jóvenes mueren al año de neumonía, sarampión y tétanos, según Save the Children. El tratamiento por persona en cada una de estas tres enfermedades costaría 55, 22 y 60 centavos de dólar, respectivamente. Aplicar todos los tratamientos supondría un monto total de 10 millones de dólares. A dólar por niño. Vergonzoso.
A modo general, para avanzar en la consecución de los objetivos del milenio harían falta 150 mil millones de dólares anuales hasta 2010. Hace justo un año, en un encuentro celebrado por la ONU en Nueva York, los países desarrollados sólo lograron aportar 16 mil millones. Una broma de mal gusto si se compara con las ingentes cantidades aportadas para lubricar el sistema bancario mundial.
En la Cumbre del Milenio del 2000 se fijaron una serie de metas a cumplir en el año 2015. Se denominaron objetivos del milenio y la mayoría las he relatado en este artículo. Posiblemente serían accesibles, e incluso se podría aspirar a mucho más, si se empleara de una forma más altruista el dinero público disponible para salvar a bancos corruptos. Probablemente seguiría sobrando dinero que se podría destinar a otros fines.
Por ejemplo, para reducir el analfabetismo a la mitad que, según la UNESCO , afectaba a 700 millones de personas en 2005. Dicho objetivo se fijó en el Foro de Dakar y requeriría 26 mil millones de dólares.
No nos dejes caer en la tentación
El 27 de octubre, rebelion.org publicaba un amplio artículo de Éric Toussaint sobre las causas de la crisis alimentaria. El autor narraba cómo el banco belga KBC, inició una campaña publicitaria para animar a la ciudadanía a invertir en seis alimentos básicos. Sus anuncios proclamaban sin pudor alguno: “¡Sacad ventaja del alza de precios de los productos alimentarios!”. Según Toussaint, la publicidad presentaba como una “oportunidad” la “penuria de agua y de tierras agrícolas explotables”, que deriva en “una escasez y una consecuente alza de precios de los productos alimentarios básicos”.
Casual y paradójicamente, ese mismo día, los medios de comunicación informaban en sus páginas de economía que el gobierno belga había decidido inyectar 3 mil 500 millones de euros al KBC. ¿Servirá el capital público para promover y agudizar el hambre a través de la especulación criminal de los terroristas de guante blanco? Y la gran duda que me acongoja tras escribir este artículo ¿Podrá pagar la comida el senegalés expulsado por vender DVD piratas?
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