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Construyendo el vacío en el MAM
Hace dos semanas en este mismo espacio reseñé la magnífica exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que reúne una selección de las adquisiciones de arte latinoamericano que esa institución ha realizado en los últimos años. Ahora tenemos la oportunidad de ver en el Museo de Arte Moderno de nuestra ciudad una excelente muestra proveniente del Museo de Bellas Artes de Houston que reúne alrededor de unas cincuenta piezas de sus acervos latinoamericano y europeo. Estas dos exhibiciones revelan la importancia que ha cobrado el arte latinoamericano en Estados Unidos en tiempos recientes, y el interés de sus museos en coleccionarlo y difundirlo.
Construyendo el vacío es un buen ejemplo de una exposición-joyita que reúne todas las cualidades que debería tener cualquier tipo de exhibición. El guión curatorial propone un diálogo entre artistas fundamentales de los diferentes movimientos vinculados a la abstracción –en su mayoría, geométrica– latinoamericana y europea. La selección de los artistas es precisa y coherente, y el recorrido resulta tan gozoso como ilustrativo a través de un diseño museográfico audaz y atractivo que, como por acto de magia, consigue esconder las irreparables deficiencias de la Sala Carlos Pellicer. Las piezas en su diversidad –pinturas, esculturas, instalaciones, objetos, relieves, fotografías, obras interactivas– están dispuestas de acuerdo con sus valores plásticos intrínsecos, y consiguen dialogar entre ellas y evocar en el espectador una serie de correspondencias sutiles sin importar su procedencia u origen. El punto de intersección –acaso– es el interés de los artistas en crear obras exentas de referencias explícitas, en su mayoría austeras en su composición abstracta y herederas, de una u otra forma, de las propuestas teóricas y filosóficas del holandés Piet Mondrian, quien da inicio al recorrido.
Foto: cortesía de MAM |
En 1917, Mondrian creó el neoplasticismo, estilo que pugnaba por una nueva pintura de abstracción geométrica rigurosa, compuesta de líneas rectas y colores primarios para “reflejar las leyes del universo, revelando una realidad inmutable detrás de las apariencias cambiantes del mundo”. Con Theo van Doesburg y Vilmos Huszar –también presente en la muestra– creó la revista De Stijl (en holandés, El Estilo), publicación fundacional y precursora de las teorías del arte abstracto. De la pureza, equilibrio y austeridad de las creaciones pioneras de estos artistas se derivan prácticamente todos los ismos abstractos que se han desarrollado en sus diferentes variantes a lo largo del siglo xx.
El arte sudamericano cuenta con cuatro movimientos que han dejado una estela relevante en la tradición abstracta del siglo pasado: el universalismo constructivo de Joaquín Torres García (Uruguay y la Escuela del Sur), el Grupo Madí (Argentina), el neoconcretismo (Brasil) y el cinetismo (Venezuela). En México, a pesar de que hubo algunos (pocos) exponentes destacados de la abstracción geométrica, no se desarrolló ningún movimiento sólido como tal y no se cuenta con ningún ejemplo en esta muestra. Torres García, seguidor de Mondrian, fuel el creador de la primera vanguardia abstracta en América del Sur, seguido por el Grupo Madí de Buenos Aires, impulsado en 1946 por el artista de origen checo Gyula Kosice, quien introdujo el constructivismo en esa región y promovió la utilización de materiales industriales modernos –vidrio, plástico, piezas metálicas, etcétera. El cinetismo y Op Art tuvieron en Venezuela a tres exponentes fundamentales a nivel internacional: Carlos Cruz-Diez, Alejandro Otero y Jesús Rafael Soto. El grupo más nutrido en esta muestra es el de los neoconcretistas brasileños, y esto se debe a que el año pasado el Museo de Houston adquirió la importante colección de Adolpho Leirner, integrada por más de cien obras de los artistas más relevantes de ese movimiento que se desarrolló entre Rio de Janeiro y Sao Paulo hacia fines de los años cincuenta. Los artistas sudamericanos, en su diversidad de propuestas, alternan en esta exhibición con figuras europeas renombradas como Lucio Fontana, Jean Arp, El Lissitzky, László Moholy-Nagy, Josef Albers, Richard Long y los estadunidenses Louise Nevelson y Sol LeWitt.
Celebro el nombramiento de Osvaldo Sánchez en la dirección de este recinto, donde ya se nota su cuidadoso desempeño –como lo hiciera anteriormente en los museos Carrillo Gil y Tamayo– en la realización de exhibiciones propositivas, novedosas y bien fundamentadas.
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