Requerirán nuevamente a militares involucrados en las averiguaciones
Escasos avances en el caso Digna Ochoa; revisarán investigaciones ya realizadas
La fiscal especial Margarita Guerra presentó un informe ante la CIDH en Washington
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
La fiscal especial de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal para el caso Digna Ochoa, Margarita Guerra y Tejada, solicitó nuevamente la comparecencia del personal del Ejército que detuvo y torturó a los campesinos ecologistas de la Sierra de Petlatlán, Guerrero, y los que patrullaron la región durante la visita que la defensora de los derechos humanos realizó un par de semanas antes su muerte, el 19 de octubre de 2001.
Lo anterior se desprende del informe que Guerra presentó ayer en Washington ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde enlista una serie de diligencias que requiere realizar antes de iniciar el análisis y examen de viabilidad de las líneas de investigación.
El informe fue criticado por los abogados de la familia Ochoa y Plácido, Barbara Zamora López y Santos García Díaz, coadyuvantes de la investigación, quienes manifestaron su desacuerdo con el trabajo realizado por la fiscal Margarita Guerra, al advertir que se ha enfocado especialmente al aspecto sicológico y anímico de la abogada, es decir, que está trabajando sobre la anterior hipótesis de suicidio abandonando las demás líneas de investigación.
Han transcurrido ya siete meses desde la creación de la fiscalía, luego de que el subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales, Renato Sales Heredia, renunció ante el rechazo de grupos defensores de derechos humanos a la hipótesis del suicidio que se perfilaba como concluyente.
En este lapso, precisa el informe, se han realizado 113 nuevas declaraciones testimoniales, 73 periciales en criminalística, fotografía, genética, dactiloscopía, informática, medicina, patología y sicología, así como 63 informes de la Policía Judicial, con lo que el expediente arroja un total de 34 tomos con 15 mil 320 fojas, esto es, 11 tomos y 5 mil 39 fojas más que cuando el caso pasó a manos de la fiscal Guerra.
Están por integrarse al expediente las declaraciones de varias personas de Guerrero, Veracruz, Michoacán, Jalisco, Yucatán, Chiapas y de la ciudad de Washington, así como la verificación de diversos estudios periciales que se realizaron indebidamente, como los de balística y sicología, para las que se contrató en muchos casos a peritos externos "con el objetivo de evitar suspicacias y contar con elementos autónomos en la emisión de las opiniones concluyentes".
Destaca el estudio de sicología, requerido también a especialistas externos, "toda vez que se tenía agregado un examen oficial de sicología que no cumplía con los requisitos necesarios; los especialistas autorizados y designados emitieron un nuevo estudio, pero sus conclusiones eran antagónicas con el primero y además su dictamen se apartó de los lineamientos expuestos por la fiscalía especial, de ahí que resultó necesaria la intervención de nuevos especialistas en la materia".
Asimismo, se repitieron estudios de balística, para lo que se contó con la asesoría del perito Rafael Moreno González. Se debió restudiar la forma en que se realizó el disparo con el arma de fuego encontrada junto al cuerpo de Digna Ochoa y Plácido, y la prueba de Walker al pantalón de la víctima, pues ambas "en un primer momento no se realizaron debidamente".
En tanto que se encargó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México un análisis del trayecto del proyectil que penetró en el cráneo de Digna, "toda vez que el estudio de la necropsia presentaba algunas irregularidades".
Los abogados Zamora y García criticaron también algunas verificaciones periciales que ha realizado la fiscalía, principalmente el del estudio de saliva con que se cerró un sobre con amenazas dirigido a Digna y que en un principio se determinó el genotipo de una persona del sexo masculino, y el nuevo estudio que se realizó determinó que se trata de saliva de una mujer.
Las nuevas investigaciones, indicó Guerra y Tejada en la sede de la CIDH en la ciudad de Washington, "han dejado ver mayores aspectos de la vida de la licenciada Digna Ochoa y Plácido, no sólo en el ámbito personal, sino en sus actividades cotidianas y como profesionista, tanto en territorio nacional como en el extranjero. Como consecuencia, con los nuevos resultados se podrán establecer con mayor claridad técnica las diferentes etapas de la vida de la licenciada Digna Ochoa y Plácido, tales como su familia, su paso por la universidad, en la comunidad religiosa y actividades concretas en el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, en México, para determinar las circunstancias de su fallecimiento".