Eduardo Fernández, otrora guardián
del secreto financiero, lo viola para defenderse
De señor del rescate bancario a indiciado
Supuesto amigo de Zedillo, no dudó en involucrarlo
en su disputa con Amigos de Fox
ROBERTO GONZALEZ AMADOR, JUAN A. ZUÑIGA, ANTONIO
CASTELLANOS Y VICTOR CARDOSO
Eduardo Fernández García, por vez primera
en el banquillo de los acusados, fue integrante del grupo político
-que desde hace 25 años dirige la economía del país
y de hecho lo llevó a la crisis de 1994- en el que figuran Guillermo
Ortiz, ex secretario de Hacienda y ahora gobernador del Banco de México
(BdeM), y Javier Arrigunaga, ex director del Fondo Bancario de Protección
al Ahorro (Fobaproa).
Abogado
por la Universidad Nacional Autónoma de México que nunca
se preocupó por estudios de posgrado, de 49 años e hijo de
un industrial, en abril de 1999 se defendió de los críticos
del rescate bancario. Ante la comunidad respectiva reunida en Acapulco,
afirmó: "Como en la actividad de supervisión bancaria se
pueden medir las cosas, entonces, como dice un refrán, 'a palabras
necias, oídos sordos y números que hablan por sí mismos'.
Los logros están a la vista".
Sin embargo, como presidente de la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores (CNBV), cargo que ocupó de abril de 1994 a
noviembre de 2000, Eduardo Fernández aplicaba las políticas
que hoy critica: ocultar información al amparo del secreto bancario.
El informe de auditoría al rescate bancario encargado
por el Congreso al especialista canadiense Michael Mackey señala:
"La elaboración del informe fue encomendada el 7 de septiembre de
1998. En un inicio tanto la CNBV como el Fobaproa estuvieron muy renuentes
a hablar con nuestro equipo y se tuvieron retrasos considerables en septiembre,
octubre y noviembre, y a pesar de que el comité de contratación
nos proporcionó cajas y cajas con información, nadie explicó
ningún contexto de los documentos".
El ex dirigente de la CNBV se graduó como abogado
en 1977, dos años después de que había comenzado a
trabajar en el BdeM. En ese organismo prestó sus servicios durante
19 años siempre en las áreas jurídicas; fue subgerente
consultivo, gerente jurídico y finalmente director de disposiciones,
puesto que dejó para ocupar la presidencia de la comisión
en abril de 1994, ocho meses antes de que concluyera el gobierno de Carlos
Salinas.
"Amigo" del entoncs presidente Ernesto Zedillo, quien
lo ratificó en el puesto, Fernández detentó amplios
poderes para conducir todo el proceso de rescate y saneamiento del sistema
bancario, que condujo junto con el entonces director del Fobaproa, Javier
Arrigunaga, quien ahora es funcionario de Banamex.
Sólo transcurrieron dos años y dos meses
desde que dejó el cargo para que desconociera a su "amigo" Zedillo.
Ahora dice que la información sobre el lavado de dinero por
parte del grupo Amigos de Fox estuvo en poder del ex mandatario desde mayo
de 2000, un mes antes de las elecciones federales en las que triunfó
Vicente Fox.
Desde la presidencia de la CNBV, Fernández estuvo
en primera línea de todos los procesos de rescate bancario. En septiembre
de 1994 dirigió la operación gubernamental para intentar,
infructuosamente, capturar a Carlos Cabal Peniche, entonces presidente
de los bancos Cremi y Unión. El gobierno de Carlos Salinas decidió
en aquella fecha intervenir gerencialmente las dos instituciones, con el
argumento de que Cabal había cometido un fraude por 800 millones
de dólares.
Cabal huyó pero la intervención de Cremi
y Unión inició la serie de rescates bancarios -que ahora
superan los 800 mil millones de pesos- emprendida por el gobierno con cargo
a los contribuyentes, siempre con Fernández a la cabeza.
Ya en la gestión de Zedillo fue cuando Fernández,
hasta entonces poco conocido pese a sus 19 años de servicio en el
BdeM, adquirió notoriedad pública por su supuesta mano
dura contra las operaciones fraudulentas o para prevenir la insolvencia
de las instituciones bancarias.
Sin embargo, en la práctica ningún banquero,
con excepción de Jorge Lankenau Rocha, ex propietario de Banca Confía,
ha pagado con prisión, y por el contrario se les ha costeado el
viaje de regreso con recursos del contribuyente, ya sea de España
o de Australia, y están libres.
Fernández formó parte del llamado Subcomité
de Recuperación del Fobaproa, en el que también estuvieron
Javier Arrigunaga y Martín Werner, éste ex subsecretario
de Hacienda. Desde esa instancia actuaron con absoluta discrecionalidad
para decidir las operaciones de rescate, debido a que no había reglas
establecidas.
El gobierno de Zedillo, por ejemplo, había afirmado
que aportaría dos pesos de capital por cada uno que pusieran los
banqueros para mejorar la solvencia financiera de las instituciones. En
el caso de Serfin, por decisión de los funcionarios involucrados
la autoridad dio siete pesos por cada uno que aportaban los banqueros.
Fernández fue el más apasionado defensor
del secreto bancario para esconder los detalles del cuestionado proceso
de rescate financiero. Se opuso a que esa información fuera del
dominio público, con lo que protegió los intereses de los
banqueros, gremio que ahora se ha cuidado de emitir críticas al
ex presidente de la CNBV.
Ahora Fernández pasó de acusador a acusado.
Primero declaró que el grupo Amigos de Fox lavó dinero
para allegar recursos a la campaña presidencial del PAN, y sólo
unas horas después fue detenido y presentado ante la Unidad Especializada
contra el Lavado de Dinero de la Procuraduría General de la República.
Lejos quedaron los días en que altos funcionarios de Hacienda lo
defendían con pasión. "Es el hombre más honesto que
he conocido", decían sus amigos.