Gustavo Leal F.*
24 meses de Fox: más de lo mismo, pero peor
Empezó con la enésima declaración
folclórica del candidato Fox: la salud "será como un sistema
de Domino's Pizza: no habrá una sola familia que no tenga a media
hora de su casa una clínica". Siguieron Derbez y Sojo: se trataba
del "combate a la economía informal mediante la inscripción
al Seguro Social".
Lamentablemente, la "agenda" panista para la política
pública tampoco irradiaba claridad. Mientras para Carlos Astorga,
entonces secretario de Salud de Baja California, la prioridad era "fortalecer
la descentralización de los servicios y ampliar la cobertura médica:
se requiere instalar centros regionales de tercer nivel", Leopoldo Domínguez,
secretario en Nayarit, estimó que la Secretaría de Salud
no debe costarle "tanto a la Federación"; no debe ser "una entidad
que diga a los estados qué es lo que deben hacer, cómo hacerlo
ni qué esté vigilando". O en las palabras de Ricardo Govela,
quien fungía como subcoordinador social del equipo de transición:
la "política debe ser operada en el ámbito local. La descentralización
se quedó a medias".
Y Carlos Tena -secretario de Salud con Fox en Guanajuato-
declaraba que las inconformidades de la Unión Nacional de Sindicatos
de Organismos Públicos obedecían a los "pendientes" de Zedillo:
se "tienen que renovar los sindicatos porque el viejo estilo sindical ya
no funciona".
Pero, sin duda fue Carlos Flores, nuevo encargado del
programa de desarrollo social, el que se llevó la nota: la "nueva
estrategia considera subrogar servicios a particulares, trasladar el manejo
del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del
Estado a las entidades federativas, introducir esquemas de seguros privados
siguiendo el modelo de Estados Unidos y la integración del sistema
público de salud en uno solo, como en España".
Frente a este rosario de dislates del panismo foxista,
¿cuál sería la opinión del doctor López
Hermosa, médico personal de Manuel J. Clouthier y titular de la
cartera de Salud que armó Maquío como primer gabinete
"a la sombra" frente a la "caída del sistema" de 1988?
Desde su visión empresarial, Alfonso Romo también
sostuvo que la apertura de los servicios de salud a la inversión
privada "no podrá detenerse" porque la "población demanda
calidad". En su opinión, Comercial América estaba lista para
que hospitales privados "atiendan a los pacientes" del Instituto Mexicano
del Seguro Social, y si no se da, puntualizó, la "población
la va a abrir sola: de manera pacífica o por la fuerza".
Luego, cuando siguiendo ciegamente a Guillermo Soberón
y Funsalud, por fin Fox nombró a Julio Frenk secretario de Salud,
todo se redujo a "equidad, calidad y protección financiera". Y así
se establecería en el virtualmente inconsulto y tecnocrático
Programa Nacional de Salud 2001-2006: ¡el benjamín de la administración-Fox!
Había sonado la hora de "elegir a su médico" y "democratizar
la salud". Sin que nadie, por supuesto, recordara el poco afortunado Plan
Nacional de Desarrollo.
Pero la "luna de miel" fue breve. Acabó cuando
Fox propuso "aplicar 15 por ciento del IVA a todo, incluyendo medicinas".
Y aclaró: lo "más importante es que no afectaremos a ninguna
de las familias pobres. Eso está garantizado". Su fiel secretario
de Salud subrayó: sin el gravamen sobre medicamentos, "el gobierno
deja de recibir 6 mil 500 millones de pesos. Alinearemos la política
fiscal con la de salud. La reforma fiscal integral es fundamental".
Lo cierto es que al modificar la iniciativa foxista correspondió
al Honorable Congreso de la Unión garantizar, efectivamente,
la no afectación de los pobres. Tal vez por ello, después
de esta sonora derrota de Fox, la farmacéutica Merck Sharp&Dohme
empezó a suministrar antirretrovirales a instituciones públicas
con descuentos de hasta 82 por ciento (y ahora les agregó 17 por
ciento).
Entonces, el soberonismo-foxista de Frenk se norteó
con la Cruzada Nacional de la Calidad de los Servicios de Salud (curiosa
cruzada sin cruzados), la articulación mexicana del "nuevo
universalismo" que promueve la Organización Mundial de la Salud
de la doctora Gro Harlem Brundtlandt mediante el seguro popular y su fantástico
hospital universal.
Para cerrar con broche de oro, pronto fueron incorporados
los vergonzosos programas dispuestos por la secretaría de Frenk
al servicio de Marta Sahagún y Vamos México: Arranque Parejo
en la Vida, Salud y Nutrición de los Pueblos Indígenas, Un
día sin Alcohol, y el escandaloso, Vete Sano, Regresa Sano.
Por tanto, no constituyó sorpresa alguna que, una
vez aprobado el Presupuesto de Egresos 2003, el economista de la salud,
Julio Frenk, se apresurara a calificarlo de "responsable, porque no endeuda
al país ni pone en riesgo la estabilidad macroeconómica ni
la salud de las finanzas públicas".
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco