Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 28 de diciembre de 2002
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Política
Gustavo Leal F.*

24 meses de Fox: más de lo mismo, pero peor

Empezó con la enésima declaración folclórica del candidato Fox: la salud "será como un sistema de Domino's Pizza: no habrá una sola familia que no tenga a media hora de su casa una clínica". Siguieron Derbez y Sojo: se trataba del "combate a la economía informal mediante la inscripción al Seguro Social".

Lamentablemente, la "agenda" panista para la política pública tampoco irradiaba claridad. Mientras para Carlos Astorga, entonces secretario de Salud de Baja California, la prioridad era "fortalecer la descentralización de los servicios y ampliar la cobertura médica: se requiere instalar centros regionales de tercer nivel", Leopoldo Domínguez, secretario en Nayarit, estimó que la Secretaría de Salud no debe costarle "tanto a la Federación"; no debe ser "una entidad que diga a los estados qué es lo que deben hacer, cómo hacerlo ni qué esté vigilando". O en las palabras de Ricardo Govela, quien fungía como subcoordinador social del equipo de transición: la "política debe ser operada en el ámbito local. La descentralización se quedó a medias".

Y Carlos Tena -secretario de Salud con Fox en Guanajuato- declaraba que las inconformidades de la Unión Nacional de Sindicatos de Organismos Públicos obedecían a los "pendientes" de Zedillo: se "tienen que renovar los sindicatos porque el viejo estilo sindical ya no funciona".

Pero, sin duda fue Carlos Flores, nuevo encargado del programa de desarrollo social, el que se llevó la nota: la "nueva estrategia considera subrogar servicios a particulares, trasladar el manejo del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado a las entidades federativas, introducir esquemas de seguros privados siguiendo el modelo de Estados Unidos y la integración del sistema público de salud en uno solo, como en España".

Frente a este rosario de dislates del panismo foxista, ¿cuál sería la opinión del doctor López Hermosa, médico personal de Manuel J. Clouthier y titular de la cartera de Salud que armó Maquío como primer gabinete "a la sombra" frente a la "caída del sistema" de 1988?

Desde su visión empresarial, Alfonso Romo también sostuvo que la apertura de los servicios de salud a la inversión privada "no podrá detenerse" porque la "población demanda calidad". En su opinión, Comercial América estaba lista para que hospitales privados "atiendan a los pacientes" del Instituto Mexicano del Seguro Social, y si no se da, puntualizó, la "población la va a abrir sola: de manera pacífica o por la fuerza".

Luego, cuando siguiendo ciegamente a Guillermo Soberón y Funsalud, por fin Fox nombró a Julio Frenk secretario de Salud, todo se redujo a "equidad, calidad y protección financiera". Y así se establecería en el virtualmente inconsulto y tecnocrático Programa Nacional de Salud 2001-2006: ¡el benjamín de la administración-Fox! Había sonado la hora de "elegir a su médico" y "democratizar la salud". Sin que nadie, por supuesto, recordara el poco afortunado Plan Nacional de Desarrollo.

Pero la "luna de miel" fue breve. Acabó cuando Fox propuso "aplicar 15 por ciento del IVA a todo, incluyendo medicinas". Y aclaró: lo "más importante es que no afectaremos a ninguna de las familias pobres. Eso está garantizado". Su fiel secretario de Salud subrayó: sin el gravamen sobre medicamentos, "el gobierno deja de recibir 6 mil 500 millones de pesos. Alinearemos la política fiscal con la de salud. La reforma fiscal integral es fundamental".

Lo cierto es que al modificar la iniciativa foxista correspondió al Honorable Congreso de la Unión garantizar, efectivamente, la no afectación de los pobres. Tal vez por ello, después de esta sonora derrota de Fox, la farmacéutica Merck Sharp&Dohme empezó a suministrar antirretrovirales a instituciones públicas con descuentos de hasta 82 por ciento (y ahora les agregó 17 por ciento).

Entonces, el soberonismo-foxista de Frenk se norteó con la Cruzada Nacional de la Calidad de los Servicios de Salud (curiosa cruzada sin cruzados), la articulación mexicana del "nuevo universalismo" que promueve la Organización Mundial de la Salud de la doctora Gro Harlem Brundtlandt mediante el seguro popular y su fantástico hospital universal.

Para cerrar con broche de oro, pronto fueron incorporados los vergonzosos programas dispuestos por la secretaría de Frenk al servicio de Marta Sahagún y Vamos México: Arranque Parejo en la Vida, Salud y Nutrición de los Pueblos Indígenas, Un día sin Alcohol, y el escandaloso, Vete Sano, Regresa Sano.

Por tanto, no constituyó sorpresa alguna que, una vez aprobado el Presupuesto de Egresos 2003, el economista de la salud, Julio Frenk, se apresurara a calificarlo de "responsable, porque no endeuda al país ni pone en riesgo la estabilidad macroeconómica ni la salud de las finanzas públicas".

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

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